4. Dreams

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Layla

Giro la silla para fijar la mirada en la ventana de mi oficina, mientras que el bolígrafo entre mis dedos tamborilea en el escritorio. Hoy me levanté temprano, comí un desayuno saludable, llegué aquí a tiempo, determinada con crear un plan que presentarle a la mesa directiva para nuestra próxima reunión, pero tan pronto como abrí la laptop ya no pude hacer nada. No dejo de pensar en Hamdan y en cómo se sintió cuando su mano aterrizó en mi espalda. La piel se me erizó por completo y no había nada que deseara más que aferrarme fuertemente a él con los brazos y pedirle que nunca me dejara ir.

Sí, me gusta ser independiente, he vivido sola por algún tiempo, en muchas ocasiones viajo sola, vengo y voy sin siquiera consultar con nadie lo que debo o no debo hacer. Siempre hago lo que se me viene en gana. Sin embargo, estaría mintiendo si dijera que nunca me siento sola. Por las noches, cuando me voy a la cama deseo que hubiera alguien con quien pudiera compartir mi vida, alguien con quien hablar acerca de mis días y las cosas que me pasan por la cabeza. Y ese alguien usualmente tiene cara y nombre.

Al abrazarnos pude sentir su protección otra vez, por uno o dos segundos todo fue como antes pero eso no duró mucho.

¿Por qué tenía que ir e intentar hablar conmigo? Nada bueno podía salir de nosotros dos hablando después de lo que pasó. Ensayé todo en mi mente un millón de veces, iba a portarme cool y amable, tratarlo igual que a todos los demás y todo hubiera resultado perfecto si él hubiera hecho lo mismo. Pero no, su necesidad de sobresalir no le permitió dejar pasar las cosas y no creo que pueda tener una conversación con él sin empezar a llorar. No tuve más opción que ponerme a la defensiva y cuando me dijo que lo sentía... Eso me hizo explotar.

Lo siento, Layla.

Vaya atrevimiento el de simplemente decir que lo siente, no recuerdo haberme enojado tanto en los últimos ocho años y por supuesto, tenía que haber sido él quien me hiciera sentir de esa forma. Recuerdo como esperé y esperé a que me dijera algo, lo que fuera acerca de lo que había ocurrido, y el que intentara disculparse hasta ahora es más ofensivo que otra cosa.

Aunque sigo teniendo muchas preguntas, no tiene ningún sentido que él aún siga--

Un suave llamado a la puerta de cristal me trae de vuelta a la realidad y me giro en la silla. Una chica menuda con abaya y hijab negros me saluda emocionada.

¿Son ya las 10 a.m.? Miro mi teléfono. Son las 9:57 a.m. Le hago una seña para que pase y me pongo de pie para saludarla.

"Buenos días, señorita Roberts." Camina rápidamente, sosteniendo una carpeta en la mano. "Soy Reem Al Shamsi." Extendiéndome la mano, ella expone sus dientes blancos en una sonrisa enmarcada por labios gruesos con lipstick color rosa.

"Es un gusto conocerte, Reem." Le devuelvo una sonrisa mucho menos ancha. "Siéntate."

Reem pone su bolso de diseñador en la silla vacía junto a ella y yo ni siquiera sé cómo iniciar una entrevista de trabajo, nunca lo he hecho antes. Ella bate sus pestañas y la mente se me queda en blanco hasta que dá un pequeño salto como si de pronto recordara algo.

"¡Ay! Aquí está mi currículum."

Gracias al cielo. Tomo la carpeta y comienzo a leer. Tiene 25 años y aparentemente fue una estudiante estrella.

"Te graduaste de la Universidad Británica aquí en Dubái." Digo casualmente, porque creo que eso es lo que una jefa en potencia diría.

"Si, fui una de las mejores de mi clase." Me contesta orgullosa.

La miro, sentada con la espalda recta y sus ojos viajando de su currículum hacia mí una y otra vez. Tiene mucha energía, de la buena.

"El señor Hanafi me comentó que tienes un desempeño sobresaliente aquí en DMI en el departamento de marketing, ¿cierto?"

Coming Home (Versión Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora