Capitulo 30

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Y es que tu sonrisa, es muy bonita. Tu mirada me hipnotiza y tienes algo que me hace suspirar.—Alargo la a— Cuando te veo me hechizas y solo te puedo pensar. Es que yo no se lo que me pasó cuando te vi, quedé perdida en un mar sin fondo y sin final que no te deja escapar y lo que siento yo, quizás no lo sientas tuu. Pero quiero decirte que te quiero, te quiero, te quieroooooo. Más que a mi misma.

Me siento como un  en un cuento de princesa, donde todo es color de rosas y tiene un final feliz. Desde pequeña toco la guitarra pero jamás la toque en público, ni mucho menos canté. Solía hacerlo solo con él, aprendí por él y para él. Matthew solo sonreía.

Solo sonreí con una sonrisa tan arrogante que me moja las bragas y me hace querer lanzarme de el y besarlo. Porque cuando se trata de el, mi cuerpo y mi mente tienen vida propia. Las personas a nuestro alrededor buscaron refugio por la fuerte tormenta que caía sobre nosotros, mientras el y yo nos comíamos con la mirada.

El me sonreía y yo le sonreía, nos olvidamos de todo a nuestro alrededor y nos besamos, nos besamos de una manera desesperada y fogosa. Me separo de Matthew y río.

—Quizas no quieras escucharlo y pienses que estoy confundida— suspiró, saco pecho y subo el menton—. Te quiero, Matthew Allamand, te quiero con todo mi ser— sus pupila se dilatan y me jala hasta el para besarme.

—Subamos, puedes agarrar un resfriado— asiento y caminamos a la entrada del hotel. Juana está agarrando un taxis y le hago un puchero a lo que ella que giña un ojo y monta en el taxi con los mariachis.

Mi mano va agarrada con la de Matthew a lo que algunos huéspedes del lugar se asombran y nos miran con sorpresa, más a él. Me siento ansiosa. Subimos al ascensor y doy gracias que esta solo.

No hace faltar ser bruja para saber lo que Matthew está apunto de hacer. Matthew me empuja a la pared del ascensor y empieza a besarme, recorre mi cuerpo mojado desde mi cintura hasta agarrar mis manos y dejarlas por encima de mi cabeza. Esta es una escena tan Christian Grey. El me sigue besando y me río sobre sus labios cuando pienso en el espectáculo que está viendo el de las cámaras de seguridad.

Cierro los ojos y me dejo guiar por el beso de Matthew perdiendo todo el control sobre mi cuerpo y dejándome guiar por el.

—Eliza...— susurra contra mis labios y abro mis ojos para encontrarme con el azul tan penetrante de los suyos. A el parece excitarlo y encantarle, se presiona contra mi dejándome sentir toda sus anatomía y gimo, gimo, gimo y gimo como si no hubiese mañana.

El me levanta y enrollo las piernas alrededor de su cintura y me siento perder con cada paso que da, camina fuera del ascensor y se siente una tortura con cada paso que da y lo siento presionarse y pegarse más a mi. El abre la puerta de su habitación y entra.

Camina directo al baño, entra a la ducha de una vez conmigo y el agua caliente empieza a caer sobre nuestro cuerpo, Matthew empieza a bajarme lentamente mientras me ayuda a quitar la america, sus ojos se dilatan más cuando ve la pequeña prenda que cubre mis pechos. Sonríe.

—¿Querías torturarme?— alza una ceja y sonrió.

—Te torturas solito frances—saco su camisa sobre su cabeza  y empiezo a besar su pecho, paso la punta de mi lengua por todo su pecho y voy bajando poco a poco, no quito mi mirada de la suya.

Lo hago de una manera lenta mientras disfruto el ver como echa  su cabeza hacia atrás y suspira. Y cuando llego a ese punto donde tanto quería llegar con mi mano le doy un apretón y sonrio cuando lo escucho gemir. De rodillas paso la lengua por el comienzo de su pelvis mientras bajo la sudadera y bóxer de una vez dejando su polla en mi cara.

lo siento, Es Imposible ✔ #1Where stories live. Discover now