Capitulo 11

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Corre por tu vida Eliza corre, corre y no pares.

Que muero.

Joder ya el mundo rechaza mi existencia, un taxis pasa justo cuando estoy cruzando la calle, dejándome en un solo lugar, en medio de la calle como una estatua sin poder moverme, sin poder dar un paso, sin respirar.

Aquí mori, se que algún día llegaría pero no tan pronto; se supone que sería a los sesenta y seis. Esa sería la edad perfecta para morir pero no elegimos la fecha ni el momento, solo nos vamos sin avisar dejando pendientes, que nunca pudimos arreglar.

Me muevo, no me muevo.

Me muero, no me muero.

Si no me muero no tendré paz.

Si me muero.... joder no tendré paz tengo asuntos pendientes y el Sr. Allamand es uno de eso.

No voy a morir eso esta claro, ¿pero como hago para moverme antes de que los veinte centímetros que faltan para morir lleguen. ¿Pido ayuda? ¡AYUDA!

Un cuerpo se lanza sobre mi y caigo al suelo arriba de un pecho duro, haciéndome abrazar a el. Me quedo abrazada a el mientras escondo mi cara en su pecho y respiro un perfume que se me hace muy conocido, levantó mi mirada y joder.

El mundo conspira en mi contra. Esos ojos negros con líneas verdes que un día me hechizaron, me ven intentando taladrar mi interior y querer buscar algo, quiere encontrarlo, pero ya no está, se fue.

Me levanto con ayuda de las personas que no sé en qué momento llegaron y veo a David hacer lo mismo mientras las personas lo felicitan por ser un "héroe". Si supieran.

Miro al conductor quien esta temblando y el se me adelanta a hablar.

—Lo siento Señorita pero mi esposa está dando a luz y no quieor perderme su parto, necesito llegar, ella está muy nerviosa y no quier...—lo corto, me esta poniendo de nervios.

—Entiendo y no se preocupe vaya donde su esposa— asiente y se va. Suspiro y miro a David—. Gracias— sigo mi camino pero cuando me doy cuenta el ya está a mi lado.—Alejarte de mi— entro a la clínica y lo pierdo.

Genial ahora está aquí.

...

Cuando el ginecólogo termina de revisarme me pide que me vista mientras me dice que todo está perfecto. Eso lo sabía solo quería confirmarlo y tener una protección segura.

Lo primero que me cuentro cuando salgo es al chófer de Matthew en la salida, lo miro extrañada y camino hasta el.

—Hola mercure—. ¿Nombre de locos no?

—Señorita Andrade el Sr. La espera—me indica subir y lo hago, lo menos que quiero es discutir con el, cuando es Matthew quien da las órdenes.

Subo a la limusina y sacó mi celular, joder tengo veinte llamadas perdidas de Matthew... intento marcarle pero no contesta ¿Y ahora qué? Suspiro y espero que Mercure me lleve donde el.

¿Por qué carajos tengo veinte llamadas perdidas de el? Me dejó caer en el asiento y cierro mis ojos cayendo casi en la inconsciencia, pero unos toques en el brazo me despiertan para dejarme ver a Mercure. Sonrio y bajo del coche. La tarde rojiza de Catana ya casi oscureciendo se ve hermosa y es un paraíso perfecto.

Observo el semejante hotel delante de mi, es como de cien pisos, y es muy elegante, por que no me imagine que Matthew viviría en un lugar así. Miro a Mercure quien me indica caminar y decirle unas palabras a la recepcionista. Mi celular suena y me alejó un poco cuando veo de quien es.

lo siento, Es Imposible ✔ #1Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum