Capitulo 27

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Veo su silueta entrar al ascensor y sonreirme como siempre lo hace, con esas ganas locas besarme, sus ojos cargados de deseos y esa sonrisa de lado que es tan excitante.

Se acerca peligrosamente a mi y yo por inercia me alejó, el parece confundido y me hala acercandome a el, el impactó es fuerte y para no recibirlo tan duro enrollo mis brazos en su cintura y una ola de calor recorre mi cuerpo y miles de mariposas se inundan mi estómago. Haciéndome sonreír y pasar una mano por su mejilla mientras el cierra los ojos y suspira.

Carga ese perfume el mismo perfume que me encanta y me insita a abrazarlo por horas y no soltarlo.

Mi mirada recorre desde su pecho hasta su rostro, su cabello está peinado de una manera muy elegante y brilla con la luz del ascensor, su rostro es esculpido por los dioses. Todo de el es perfecto. Su color pálido de piel está más bronceado, sus mejillas están sonrojadas y sus finos labios están rosados como de costumbre, cualquier persona que lo viera diría que es labial pero no, es natural. Sus pómulos están igual de sonrojados y el azul eléctrico de sus ojos brilla y resalta cuando sus pupilas se dilatan.

El es más alto que yo y tengo que alzar la cabeza y ponerme de puntita para poder pescar sus finos labios con los míos y darle un besó, un beso suave que me llena de mil sensaciones pero también de confusión.

Me separo de el sintiéndome enojada y el me mira dolido.

—¿Qué pasa peque?— pregunta en un perfecto francés.

—Esto no puede estar pasando— digo en un susurro y niego repetidamente— tu te fuiste y me dejaste sola todas estos días, necesito que me expliques que paso con Mía, de donde conoces a David...

El agarra mi barbilla entre sus manos y me obliga a mirarlo, sus ojos azules conectan con el negro de los míos y empiezo a contener el aire en mis pulmones.

—Si tu quieres y yo quiero todo puede pasar pequeña— vuelve a besarme pero esta vez con más fiereza, más salvaje. Me ignora.

Es un beso lleno de pasión y deseo, es un beso, un simple beso, es una invitación a pecar. La invitación que se convirtió en mi perdición.

Abro mis ojos aún con sus labios pegados a los míos y veo el deseo, el morbo que desprende de ellos y su beso. Sus manos empieza a subir mi falda y las mías inconscientemente empiezan a desabotonar su americana. Se separa de mi boca y empieza a expandir besos por todo mi cuello y cuando llega a mis pechos los saca del sujetador y empieza a lamerlos uno por uno mientras me mira, su miraba cargada de deseo me consume y tengo la necesidad de sentirlo dentro de mí. No puedo contenerme.

Succiona mi pecho mientras que con su mano masaje el otro, y yo me inclino a delante entrgandoselos y haciéndole saber que puede hacer de mi lo que quiera.

No se toma el tiempo de desabotonar mi camisa y solo la abre haciendo que los botones salgan volando. Sigue expandiendo besos y pasando la punta de su lengua por todo mi cuerpo, y cuando llega al final de mi vientre y con la falda subida empieza a quitar mis bragas, mejor dicho de un tirón las rompe y las lanza a una esquina. Y con si lengua lengua toca la punta de mi clitoris y la presiona haciendo que suelte un fuerte gemido. Sonríe arrogante y empieza a jugar con mi clitoris.

Con sus labios lo jala y con su lengua da vuelta en el haciéndome perder la cordura de lo que hago. "Esto está mal". Me regaña mi subconsciente y no hago caso. Solo me concentro en sentir los movimientos de la lengua que hace Mi hermoso francés acosador. Y cuando siento el orgasmo venir mis muslos se tensan y me presiono más contra su cara.

Con mi respiración agotada y sin recuperarme Matthew se desabrocha el pantalón y me abre de piernas para que las enrolle a través de su cadera y entrar de una fuerte estocada que me hace brincar.

lo siento, Es Imposible ✔ #1Where stories live. Discover now