Capítulo 34

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Mi motocicleta iba a toda velocidad, tenía el primer lugar, faltaba poco para llegar a la meta y bailar por otra victoria mas. Las calles por donde se realizaban eran oscuras, las únicas luz que nos acompañaba eran la de nosotros mismos. Siempre nos prevenimos antes de subir y competir, casos, rodilleras y coderas. Era la mejor protección.

Sebastián y papá me apoyaban, por un micrófono que traía en mi oído, me indican cuánto faltaba y cual eran los movimientos que tenía que hacer.

—Ya veo la meta Sebastián —digo con alegría y no recibo respuesta de su parte— ¡Sebastián, Sebastián!— exclamó y solo escucho un sollozo.

—Liza—solloza—Lo siento mucho.

—¿Que pasa Sebastián? ¡Ya me falta poco llegar!— exclamo.

—El esta muerto— mi cuerpo se tensa.

—Sebastián, si es otra de tus bromas no es para nada graciosa— apretó los dientes cuando habla papá. La meta está muy cerca.

—El murió Eliza— habla papá y aceleró.

—¿Quien murió papa?

—¡Él...! él, Damián murió.

Mi pecho se aprieta y las lágrimas empiezan a salir por mis ojos nublando mi vista, aceleró y llego a la meta sin importar de que lugar quede, solo lazo la moto y camino a donde esta papá y Sebastián.

—¡Dime que no es cierto! ¡Dime que no es cierto, por favor papa dilo!—pido entre lágrimas.

—Lo siento Eliza.

—¡No, no! ¡Maldita sea papá!— paso las manos por mi cara con desesperación— Dime que no es cierto, papá, Sebastián por favor, dímelo, dime que el esta vivo, dime que aún está vivo...— las lágrimas se quedan atoradas en mi garganta y siento unas ganas inmensas de acabar con todo a mi alrededor. Me quito el casco y lo bato contra el suelo.

Se estrella contra el suelo, partiendo el vidrio. Me siento impotente, le prometí que siempre lo protegería y no pude, le dije que lo cuidaría y tampco pude. Me lanzo al suelo de rodillas y jalo mi cabello, las lágrimas salen de mis ojos como agua. Siento los brazos de papa abrazarme. El lo sabia, sabía que iba a morir pero no tan pronto. Papá solloza sobre mi hombro

—¡Yo le juré!, ¡Le jure que no dejaría que le pasara nada! ¡Papá soy una mentirosa, una hipócrita!

—No podías hacer nada pequeña.

—Llevame con el papá, te lo suplicó, quiero verlo papá. Llévame con mi pequeño Ángel!—suplico, mientras me aferro a su pecho.

¡El no puede estar muerto!

*****

03/10/20

Me despierto sobresaltada, con el sudor corriendo por todo mi cuerpo. ¡Otra vez no!, no quiero volver a revivir esos momentos. No puedo. Mis manos tiemblan al igual que mi cuerpo, las palmas de mis manos tienen sangre de lo fuerte que las apreté. Mi cabeza duele y mis ojos ven borroso. <<Solo fue un sueño>>. Intento tranquilizarme pero es imposible.

Me levanto aún temblando y camino al baño, me miró en el espejo y mi aspecto da asco. Mis ojos están ojerosos, mi piel morena está pálida, mi cabello es un desastre, mis labios están resecos y tienen pequeñas grietas. Mi vida no se podría poner peor. Quizas si.

Me meto a la ducha poniendo la calefacción alta. El agua sale helada pero no me importa, cierro los ojos. Salgo de ella y me visto con unos pantalones de cuero negro y un suéter del mismo color, unas botas combate y amarro mi cabello en un moño alto. Pinto mis labios de rojo mate y agarro las llaves saliendo de mi casa.

lo siento, Es Imposible ✔ #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora