Capítulo 38

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Mi casa estaba llena de personas. Todas venían a dar el pasame por la muerte de mi Ángel. No quería que nadien me viera. No quería ver a nadie, quería estar sola. En silenció entro por la puerta trasera sin que nadie lo note, todas las personas están en el comedor y eso me da ventaja de subir las escaleras a mi habitación. Escuchaba susurros mientras subía las escaleras y cuando llego a él lugar de donde provienen me quedo viendo la escena.

—Esto no va a funcionar más—dice mamá cerrando los ojos mientras papá hace sus maletas.

—Lo sé, y mañana mismo me iré— las palabras de papá son como un balde de agua fría cayendo sobre mi.

—¡No!— intervengo. Ellos me miran-–Por favor no—suplicó— Papá no puedes irte— miro a mamá— no puedes dejar que se valla mana por favor.

–Lo siento liza—dice mama.

—Papa— mi barbilla tiembla.

—Tu madre tiene razón, esto no funcionará más pequeña—me lanzo sobre sus brazos y lloro sobre su pecho— la decisión ya esta tomando mi niña hermosa.

—Por favor no—suplico—No se separen.

....

Desde una esquina, solo podía ver como el pequeño cuerpo de mi Ángel era sepultado. No podía acercarme, todo esto era mi culpa. Si tan solo no hubiera ido a esas malditas carreras el estaría con vida. El estaría en mi habitación mientras yo dormía y el me fastidiaba para que me levantara y jugara con el. Estaría soltando esas carcajadas sonoras que eran como una melodía.

Mamá se tiraba en el suelo y lloraba, mientras Sebastián y Sandra la abrazaban. Papá se mantenía a su lado, abrazaba a mamá y mis hermanos tratando de tranquilizarlos. Yo no podía estar ahí y ver la cara de mamá, no podía ver la cara de ninguno de ellos porque recuerdo que mamá y papá se separaron. Porque dejé morir a mi Ángel. Porque recuerdo que solo soy una basura más en este mundo.

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06/10/2020

Mi cabeza duele, duele como si hubiese tenido una borrachera de aquella que te borran la memoria. Mi cabeza da vueltas y mi cuerpo duele. No puedo moverme, es un dolor insoportable lo que siento. Quisiera que todo esto terminara rápido, poder decir que soy libre de esta tortura y de un recuerdo que me atormenta. No puedo abrir los ojos, sin mandar punzadas de dolor a mi cabeza.

El frío se infiltra en mis huesos y apesar de tener el aire acondicionado y todo lo que pueda generarme frío apagado, el frío sigue, mis manos sudan y punzadas de dolor me atacan. Siento mucho frío y apesar de tener miles de cobijas encima, ternera una pijama larga que cubre todo mi cuerpo y medias, sigo teniendo mucho frío. Mi cuerpo tiembla debajo de las cobijas de algodón que tendrían que generar calor. No lo hacen.

No se que horas es, tampoco cuanto he dormido, no se si días o solo no eh dormido nada. Mi cabeza no puede articular ninguna de esas preguntas o manejar mi boca para hablar o decir algo. Solo puedo cerrar los ojos y temblar en mi cama.

Juana ha estado conmigo, pero ahora está viendo televisión en la sala. Cuando me empecé a sentir mal le dije que me iría a dormir un poco, ella quedó viendo televisión y pintando sus uñas.

La luz de mi habitación es encendida espantando la oscuridad que había en ella, llenandola de luz, el reflejo de la luz pega en mis ojos y me cubro por completa con las cobijas. Escucho los pasos de Juana acercarse y quitarme la cobija de la cara.

–¡Joder eliza estas bañada en sudor!— exclama y se acerca a mí para tocarme— Tienes mucha fiebre Eliza– se aleja un poco y lo próximo que siento es un termómetro, en mi axila— No te lo quites.

lo siento, Es Imposible ✔ #1Where stories live. Discover now