Capitulo 28

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Me giro disimuladamente y lo veo, su cada esta sería y su mandíbula está tensa. Se que le molesta, le molesta verme comer con alguien que no sea él y más conociendo la reputación de Alberto. Vuelvo mi vista a los chicos e intento iniciar una conversación mientras pedimos la comida y esperamos por ella.

Siento la mirada de Matthew clavada en mí espalda y empiezo a provocarlo, hago movimientos con mis manos, juego con mi cabello y me acerco a los chicos. Sin insinuaciones. Mientras les muestro algo en mi teléfono y reímos.

Se que me mira y me trago las ganas de girar mi cabeza y mirarlo, mirar que hace o cuales son sus gesto, cual es su cara en estos momentos.

Unas puntadas enormes me dan cuando siento muchas ganas de ir al baño.

—Con permisos chicos voy al baño— digo y me levanto.

Mis piernas tiemblan cuando camino, quiero voltear pero siento su mirada y no tengo fuerzas para hacerlo. Pero como toda una Andrade que soy y la seducción que se, camino entre las mesas llamando la atención de muchos hombres que ahora mismo morirían por hacerme suya. Cuando llego al baño lo primero que hago es bajar mi falda de tubo gris y vaciar mi vejiga. Siento gran alivio cuando lo hago y suspiró.

Subo mi falda y acomodó mi camisa para salir y mirarme en el espejo. Me sobresaltó cuando Matthew entra echo una fiera y rojo, esta enojado, lo ignoro y sacó un poco de brillo de mi cartera cuando el me agarra bruscamente y me gira para estar frente a frente.

—¿A que coño juegas Eliza?— habla con voz ronca y sensual haciendo que mi cuerpo tiemble.

—No estoy jugando a nada Sr. Allamand.

—¿Por que te mueres el labio?— pregunta soltando mi labio y joder juro que eso fue inconsciente— Me tienes loco— se presiona contra mi y siento la dureza en sus pantalones que quiere salir—. Llevo todo estos jodidos días pensandote, ninguna mujer puede borrarte y solo funciono contigo— mi corazón echa chispas cuando dice eso y mi cerebro me reclama que el estuvo con otras mujeres—. Me has embrujado pero no puedo sacarte de mi cabeza y estoy deseándote desde esta mañana que te vi, quiero follarte tan duro y dejar marcas por todo tu cuerpo, haciéndote saber que eres mía Eliza— y yo encantada.

—Sr. Allamand no vuelva a confundir el trabajo con la relaciones fuera de ello— ataco y Matthew me mira enojado—. Le pido que por favor me suelte y me deje regresar a donde me esperan mis acompañantes— aprieta mis caderas.

—No Eliza. Te necesito, aquí y ahora— niego incrédula.

—¿Que cres que soy Matthew?¿Una puta, a la que puedes buscar cada vez que tengas ganas de meter la polla? ¡No Matthew estas equivocado! ¡Y si estuve contigo las veces que estuve fue porque realmente no te conocía y no quiero que te me acerques ni me busques!— tomo valor—. Renuncio.

Su cara se contrae entre tres emociones: dolor, tristeza y enojo.

—Eliza jamás has sido eso para mí, eres algo preciado y no quiero perderte.

—Eres un cínico Matthew. Déjame ir— niega—. Si no me sueltas empezaré a gritar y vendrán los de seguridad. Eso no le conviene a su imagen señor.

—Me importa una mierda Eliza—. Empieza a besarme y aunque al principio me resisto no puedo controlar mi cuerpo y empieza a reaccionar por si solo.

Matthew me levanta y me sienta en la baranda del lavamanos mientras acaricia mis muslos y sube mi falda. Quita la ropa con desesperación y al instante tengo su glande en mi entrada y me duele al momento que entra. Matthew me mira sonrie con alivio, mientras sus embestidas son suaves y tapo mi boca metiendo mi cabeza en su cuello. Entra y sale, entra y sale de mi aumentando el ritmo y susurrando palabras sucias en mi odio, prendiendome más y haciéndome gemir en su oído, lo siento ponerse más duro dentro de mi.

lo siento, Es Imposible ✔ #1Where stories live. Discover now