CAPÍTULO 82

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"Un misterioso enemigo armado"



El general Lei había entrado sin mas, caminando directo a esas personas en el fondo. Gu ZhinZa, y Liu Jian desvainaron sus espadas poniéndose a la defensiva.

-¡¿Quién eres tu?! ¡Preséntate!

Liu Sheng se inclinó. "¡Hermano espera, él es un amigo nuestro!". 

El general Lei chasqueo sus dedos, y con ese solo movimiento, las espadas de Gu ZhinZa, y Liu Jian salieron volando lejos. "........."

- No quiero pelear, perdonen mi intromisión, pero no podía quedarme de brazos cruzados. ¿Los jóvenes les han contado todo?

Gu ZhinZa tomó a Riu Ha detrás suyo. - ¡¿Quien eres?! ¡¿Que haces aquí demonio?!

Lei "......" - Ahh es cierto, veo que mi energía demoniaca es mas fuerte que la celestial, bueno es es obvio, ya que he pasado casi 2mil años en el reino demoniaco. Pero me sorprende que la haya detectado, veo que tiene mucho potencial señor.

Liu Jian casi grita. - ¡¿Reino demoniaco?!... ¡Que eres!

Lei era muy calmado, por lo que respondió cortésmente, inclinado levemente su cabeza. - Mi nombre es Lei, y soy el General de Mi Señor, Fuego Rojo, conozco a estos jóvenes desde hace una vida, bueno, sus almas. 

"......."

Lei se acercó a ellos. - ¿Alguna otra pregunta?

Riu Ha y Liu Sheng se interpusieron. 

"Padre esta bien, él no va a hacerles daño"

"Hermano, es un amigo"

Gu ZhinZa tembló. - ¿Así que... ¿Ustedes decían la verdad?...

Los jóvenes miraron a Lei, y asintieron. "El General Lei sirve a Fuego Rojo, es su mas cercano amigo. Lei nos ha ayudado mucho, es de confianza". 

En ese momento, Lei se acercó a Liu Jian, mirándolo de arriba a abajo. - No puedo creerlo ¡Eres igual a Lin Wu!... Creí que lo estaba mirando a él.

Dado que Riu Ha, y Liu Sheng ya habían contado todo, Liu Jian no se sorprendió tanto, pero le resulto extraño. A diferencia de ellos dos, Liu Jian no tenia ni un solo recuerdo de esa vida anterior. 

Lei frunció el ceño. - Veo que tienes la apariencia, pero no los recuerdos.

El ambiente se relajó, Lei se sentó a hablar un poco, y ellos lo miraban con intriga. Cuando de la nada, Lei detuvo sus palabras. 

- ¡Algo anda mal!

Liu Jian observó el mapa, y su espada vibró. - ¡ESTAN AQUI!

Al instante de decir eso, varios discípulos entraron a toda prisa. - ¡Líder de la Secta, nos invaden! 

Todos se pusieron de pie. Riu Ha miró a Lei, y él frunció el ceño. - Algo esta mal, esta energía... Esta energía es muy fuerte, no es mortal.

Fuera, la montaña estaba hecha un caos, algunas habitaciones ardían en llamas, las discípulas del otro lado, habían llegado de este lado, y misteriosos encapuchados de negro se disponían a destruir todo.

Liu Jian llegó corriendo. - ¡¿Que sucede?!

Los maestros principales estaban mal heridos, y algunos habían formado barreras para proteger a los aprendices. 

El Maestro de arquería reverenció algo agitado. - ¡Salieron de la nada!... ¡Ellos... ¡Ellos se dirigen al bosque de voces!

Liu Jian lo ayudó a sostenerse. - ¿Quién los dirige?

El maestro agitó la cabeza. - No... No lo se, solo pude ver a alguien entre las llamas, se dio la vuelta perdiéndose en el bosque...

- ¡¿Como lucia?!

El maestro soltó una bocanada de sangre. - Eso... Creo que tenía el cabello azul... No lo se...

Liu Jian tomó a los maestros que aún podían moverse, y voló lo mas rápido que pudo directo al bosque de voces.

Mientras tanto, Lei, junto con Gu ZhinZa trataban de defender a las aprendices. Lei sabia que este extraño enemigo no era de este reino, era mas bien demoniaco, y con una energía tan fuerte que incluso le afectaba a él.

Los encapuchados eran demasiado veloces, y fuertes. Lei nunca a ayudado a los mortales, pero esta vez estaban en desventaja, ese enemigo era mucho para ellos. 

Riu Ha, junto con Liu Sheng corrieron directo a las habitaciones a buscar a sus amigos. Tan pronto como llegaron, encontraron a Lu Xian, junto con Mi Zhin protegiendo a aprendices mas pequeños. 

- ¡Zhan Li! ¡Maestro Liu Sheng!

Liu Sheng desvaino su espada. Y por primera vez desde que confeccionó esta técnica, Riu Ha giró su mano haciendo unos movimientos, hojas de los arboles volaron hasta él, y con un solo movimiento estas se congelaron. Riu Ha corrió detrás de Liu Sheng, soltando esas filosas hojas directo a esos encapuchados. 

- ¡Destruye!

Las hojas volaron a tal velocidad y con un ruido que parecía un silbido, que ese solo ataque, pulverizó a los encapuchados.

Todos "..........."

Liu Sheng lo miró impresionado. Lu Xian, y Mi Zhin parpadearon con asombro. 

Riu Ha los miró de vuelta. "¡¿Que diablos esperan?! ¡Rápido!". 

Todos corrieron junto con ellos, Riu Ha se dirigió a Lu Xia. "Distraeremos a esos, vayan del otro lado, saquen a los niños de aquí ¡Corran!". 

Lu Xian y Mi Zhin siguieron sus ordenes, y se escabulleron por detrás. Riu Ha sabia que tendrían que pelear, esa técnica con las hojas consumía mucha energía espiritual, y no estaba en su mejor estado. Liu Sheng estaba a su lado e inconscientemente lo sujetó con fuerza. "Los distraeré, ayúdalos a llegar a la barrera, ve...". 

Antes de poder terminar, una visión pasó por su mente. Una silueta encapuchada, con unas ropas algo desgastadas color azul y gris, caminaban por un sendero que el conocía muy bien. Riu Ha se sintió mareado. 

Liu Sheng lo tomó del brazo. "¿Que pasa?"

Riu Ha pudo observar los ojos de esa silueta, y supo lo que haría. "¡No.... ¡No puede no!". 

"¡Riu Ha ¿Que pasa!". 

Los encapuchados escucharon los gritos y los notaron. Liu Sheng desvaino su espada, protegiendo a Riu Ha detrás suyo. Estaba por actuar, cuando de la nada una barrera se formó entre ellos y los encapuchados. El general Lei les gritó. - ¡Vayan al bosque! ¡Liu Jian esta en peligro!

Liu Sheng "......."

Lei se quedó comenzando a pelear con esos enemigos. - ¡¿Quienes son?! ¡¿Quien los envía?!

Mientras Lei peleaba, Liu Sheng jaló a Riu Ha, y ambos corrieron directo al bosque. Riu Ha temblaba un poco. En su visión pudo observar a Lang Feng destrozar un árbol, y de dentro sacar una espada blanca.

Riu Ha sabia que absolutamente no debía dejar que la tomara. Porque esa... ¡Esa era la espada que Xiao Meng le había dado al General Yang cuando escapó del reino! ¡Su espada!





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