CAPÍTULO 36

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El Pasado:

"Un malentendido, un dolor en el corazón"





Las puertas de la gran casa lobo se abrieron, revelando a una joven furiosa, entrar con una espada en la mano.

La hermosa joven caminó directo al banquete del centro del lugar. Irrespetuosamente, arrojó una espada envuelta en un paño azul.

- ¡¿Cómo te atreviste?! ¡Dime! ¡¿Por qué lo hiciste?!

El hombre frente a ella, subió la mirada enojado. - ¡Arrojas una espada en mi mesa! ¡Niña irrespetuosa!

La joven golpeo la mesa de piedra con su mano. - ¡Veneno! ¡Ese era tu plan! ¡Matar a la reina!

El hombre no le dio importancia. - ¿Qué querías que hiciera? ¿Acaso pensaste que le podías ganar? – Se burló – ¡Niña tonta! ¡Tu no eres rival para le reina!

- ¡¿Entonces envenenarla era tu mejor opción?!- Rió fríamente – El duelo fue una mentira, todo estaba planeado ¿Cierto? ¿Padre? ¡Querías matarla! ¡Me usaste!

El hombre se puso de pie gritando. - ¡Ya te lo dije! ¡Yo, el líder del clan lobo, jamás me detendré!

- ¡Entonces elegiste mal! ¡Te equivocaste conmigo! – Agarró la espada, arrojándola lejos – En un principio lo sospeché. Al ver que ella fue herida muy fácilmente, sabia que algo andaba mal. Después lo confirmé ¡Veneno de demonio!

El hombre gritó. - ¡Lang Feng! Cuida tus palabras, ¡Soy tu padre!

Lang feng ni siquiera le dio importancia. - ¡Envenenaste mi espada, a mis espaldas! Tú, y Long Tai ¡Nos usaron, a mí, y a Long De!

Sus palabras provocaron que el hombre con apariencia intimidante se riera de ella. – ¿Era lo que querías no? Hija mía, tú lo dijiste ¿Qué fue lo que me pediste? Déjame recordarlo – Sus ojos brillaron - ¡Ya lo recuerdo! Fue algo como "Padre, quiero que sufra, hazla sufrir ¡Ella debe pagar por lo que me hizo! ¡Que sufra!"

Esta burla, le recordó a Lang Feng muchas cosas que había enterrado en su corazón hace años. Sentimientos, recuerdos, y anhelos que selló con pilares de roca, pero inesperadamente, esos pilares habían colapsado. Todo volvió, todo lo que le dolía ¡Todo!

La joven gritó de furia. - ¡Nunca pedí que la mataras! ¡Yo nunca le haría eso!

Su padre expuso una vibra de satisfacción. – No me digas que... - Se burló - ¿Aun sientes algo por ella? – Se acercó a su hija - ¡Aun después de que te humilló! ¡¿Aun la quieres?! ¡Niña ridícula, y patética!

La joven apretó los dientes. - No tienes idea de lo que hablas...

Se dio la vuelta y se fue.

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La mañana había llegado, el sol se posó en lo alto, los pájaros cantaban. El lugar era tranquilo, sin ruidos. Lo que provocó que mientras dormía, Xiao Meng sintiera una calma absoluta.

Xiao Meng estaba tendida en la cama, con vendas en su cuerpo, y solo una delgada túnica que la cubría. Se despertó abruptamente, después de tener un par de imágenes de la noche anterior en su cabeza. Imágenes que no sabia que eran.

Se levantó como si nada, con ningún dolor en su cuerpo. Eso fue raro, por lo cual se examinó las heridas. Y para su sorpresa, todas estaban sanadas, solo con marcas de cicatrices frescas.

Se dirigió a ponerse frente un espejo, observando su cuerpo. Su sorpresa fue enorme, todas sus heridas estaban sanadas.

Cerro los ojos, sintiendo su energía espiritual, la cual estaba totalmente restaurada, se sentía un poco extraña, pero le dio lo mismo. Rápidamente con su mano, invocó sus armas divinas.

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