CAPITULO 110 "El mal siempre se ha disfrazado"

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Cuando el lobo toma la piel del cordero y termina imitando tanto al punto de creer que realmente lo es... Es cuando el lobo, se vuelve el depredador más peligroso de todos.

Una maldad, un ataque, una traición que no esperas.

Hace mucho, más de lo que se puede saber, en el reino celestial, había dos niños, dos alegres y hermoso niños. Ambos juraron estar siempre juntos, siempre ser el compañero del otro.

Uno era conocido por su gran corazón, amable voz, y un deslumbrante cabello sol, tan brillante como el mismo amanecer.

El otro, tan dedicado a entrenar, tan encantador con los animales, rebosante de energía espiritual y un enorme carisma.

A pesar de que él, a diferencia de su hermoso hermano menor. No era tan elogiado por su apariencia, si que era muy adorado por su madre y los demás.

Eso era suficiente ¿Cierto?

- ¡Todo este tiempo, me rompí los huesos, me sangraron las manos, pero jamás me rendí!! Cómo es posible que no sea digno! Tu y todos me engañaron!...

El hermoso hombre frente suyo temblaba un poco de miedo, a la vez, que sus lágrimas salían. -
Por favor, hermano podemos arreglar esto... No necesitas actuar así, yo Yo...

-¿Tu que!? Madre, tú y todos llenaron de sueños mi cabeza!! Me han mentido!! Esa corona, ese trono todo es mío!! Me lo robaste!! Siempre me has robado todo!

- ¡Song Long! Ya basta!

De inmediato, un hombre con porte amenazante, entró al salón lleno de gritos.

- ¿Que estás haciendo? ¿Acaso no lo entiendes? Fue el mismo pingheng quién ha tomado la decisión, Tu hermano es el nuevo emperador celestial !Detén esto y entiéndelo!

Sin previo aviso, una espada rozó su mejilla, cortando como una cuchilla, y dejándolo atónito.

- ¿Quien.. ¿Quien me prometió que yo ascendería al trono?... ¿Quien siempre me llenó de sueños desde que era niño? !QUIEN!?... FUISTE TÚ PADRE!

- Hermano por favor, podemos hablarlo...

- Cállate! - Sus ojos se nublaron, llorando sangre, con un aura asfixiante. - Mi trono, mi corona... Mi reino!! Tu me robaste todo!

Ese día, los cielos se lamentaron, se tiñeron de rojo, y no paró de llover por días. La noticia llegó hasta los rincones del reino de los demonios.

El anterior emperador había muerto. Y el hermano del recién coronado emperador, también...

Pocos sabían la verdad. Un resentimiento, que creció y creció hasta volverse una fina de raises en todos lados. Una ira que no podía ser apagada "Mi trono... Mi corona... Mi reino..."

La verdad fue, y la verdad era... Que el emperador, tuvo que manchar sus manos, con la sangre se su propio hermano.

Porque ese hombre que vio a los ojos ese día, no era su hermano. En él, había despertado algo que debía ser detenido. Aún si cargaba con el dolor de por vida, tuvo que hacerlo.

...

- ¿No lo entienden? O no quieren entenderlo?... Este mundo está podrido, y siempre lo estará. Sus creaciones son solo su juego, pero yo... Yo seré su verdadero Dios. Yo sí los escucharé, los protegeré, los amaré.

Liu Jian no pudo evitar reí, a la vez que quería llorar. " ¿Un dios? Ye zhing tu no eres un dios, y nunca lo serás... La maldad nunca es bondad".

Sus palabras fueron cuchillas, y su mirada una dada, pero ese hombre ni siquiera parpadeó.

- Hermano Liu, creo que te traté demasiados bien, que no entiendes tu lugar!. - Con una de sus manos, levantó el ensangrentado cuerpo de Liu Jian en el aire, para atravesar su pecho con sus afiladas uñas.

- Te llegué a considerar mi amigo, pero sabes? Los amigos no existen, solo existen aquellos que se inclinan ante ti.

Liu Jian gritó de dolor, dejando su mirada en la de esa persona. -"Ye zhing... Solo espera... No vas a ganar.. la maldad... Nunca ... Gana..."

Fue suficiente para Ye Zhing, quién lanzó el cuerpo directo a un pilar de ese templo. - Muere, solo y abandonado como tú padre, quién fue asesinado por la persona que amaba.

Liu Jian pudo escuchar esas palabras, pero no tenía fuerzas, quedando inconsistente juntó a un gran charco de sangre.

El inmortal, que sigue un camino para llenar el vacío de su corazón, para aferrarse a un odio que ya debería considerarse sin sentído. Aquel que no empuña un arma, pues confía demasiado en su propio poder.

El peor enemigo del mundo taoísta, es quien fue su salvador y su modelo a seguir.

- ¡Detén está locula! ¡Ye zhing, siempre te hemos seguido, eres el más justo de los justos! ¿Porque has hecho todo esto?!.

La risa de una voz fría, envuelta en ese aire demoniaco, dando respuestas con desinterés. - ¿ah? miren quien se digna ha hablar, por fin te has librado de mi sello... Gu ZhinZa...

Sonrió exponiendo una macabra mueca. - Bien, serás el ejemplo perfecto, que pena que tú querido hijo, no está aquí para ver tu final... Gu ZhinZa, lo has perdido todo, justo como Él también lo perderá todo... justo como Ella.

Gu ZhinZa sabía muy bien de las intenciones de Ye Zhing, pero eso no lo detuvo, su rostro reflejaba esperanza, y tranquilidad. Pero lo que molestó a Ye Zhing, fue que, en la mirada del moribundo GuZhinZa, pudo ver Compasión y pena por él.

De inmediato, una imagen pasó frente sus ojos, el rostro de un hermoso hombre de deslumbrantes túnicas, quién expuso la misma expresión aquel lluvioso día.

Ye Zhing ardió de irá. Tomó a Gu ZhinZa del cabello, llevándolo hasta la puerta del templo, para después tomarlo por el cuello.

- Ruega a los cielos, ruega frente a mi, ruega! Quiero que él te escuché...

Sin embargo, Ye Zhing no contaba con la acción que realizaría ese moribundo hombre. - Pudiste hacer un cambio, este mundo te admiraba... Ellos no sabían que adoraban una mentira.. Ye Zhing! Será mejor que te prepares, puede que nosotros no podamos vencerte... Eso no nos corresponde, no es nuestro destino... El de ellos si!

Gu ZhiZa aflojó su cuerpo, dejándose caer. - Mátame si lo quieres hacer, hazlo antes de que ellos lleguen, porque cuando lo hagan, quien mordera el polvo seras tú... Falso dios.

Cerró sus ojos, recordando una noche helada, unas mantas en el sueño, y risas.

Su esposa tan hermosa riendo, mientras jugaban con figuras de papel. Un pequeño Gu Zhanli escondiendo sus zapatos. Y una voz que lo llamaba.

- ¡Padre, vamos padre ven a jugar!

El pequeño era tan alegre, justo como su nombre Riu Ha. Nombre que su madre, nunca cambiaría por nada, su hijo era su alegría.

Gu Zhin Za sonrió como si estuviera en ese momento, en ese lugar. Una lágrima recorrió su mejilla.

Hijo mío, perdona a tu inepto padre, no supe cómo guiarte... Te amo hijo... Mi valiente Risueño.

Gu Zhin Za no sintió nada más, su dolor se fué, y su mente se aclaró.

...

Continuará....











Encuentrame Entre TiemposWhere stories live. Discover now