CAPÍTULO 63

259 31 21
                                    

"El Enemigo es demasiado amable"






Xiao Meng descendió de la montaña, encontrándose con un bello pueblo, muy diferente a lo que ella recordaba. Era muy colorido, y animado, gente vestida con túnicas blancas, amarillas, o azules, esto le pareció extraño, pero después recordó que, el Sur era representado por esos colores. Muy bello que al igual que la Secta, su pueblo también lo lucía con orgullo.

Al verla, era inevitable que la gente no la mirara. De pies a cabeza, todo aquel que la vio pasar frente suyo, fue robado en su totalidad, por esa apariencia solo comparada con los cielos.

La despistada Xiao Meng, solo vestía unas delicadas, y delgadas túnicas blancas, sin ningún adorno, su cabello suelto en el aire, con una flor en su oreja izquierda, que cortó de la montaña. A decir verdad, estaba vestida muy descuidadamente, y las personas no podían evitar hablar de eso.

Sin embargo, las miradas de desagrado desaparecían en segundos después de ver ese rostro blanco perla, sin una gota de maquillaje, o tinta para labios. Pero sin dudas, lo que cautivó a todo joven, mujer, anciano, o niño, eran sus ojos, esos ojos casi tan blancos como la luna, que se perdían con la luz del sol.

Las jóvenes quedaban con rostros de envidia, y celos por esa extraña mujer que pasó frente a su puerta. Xiao Meng ignoró todo comentario, la verdad estaba totalmente despreocupada por lo que dijera esa gente que no conocía.

En un momento, su vista se enfocó en una chica, la cual estaba en el suelo, parecía una mendiga pidiendo limosnas, con su cara cubierta en su capa desgastada. Al instante, Xiao Meng quiso acercarse, y justo como lo presintió, era una joven, la cual mantenía la cabeza baja, y solo daba pequeñas miradas.

"¿Por que estas aquí? ¿No tienes a donde ir?"

La joven pareció asustarse, y se contrajo mas en ese rincón sucio, no respondió. Xiao Meng trató de tomar su mano sucia para darle un dulce que había tomado de la habitación de Riu Ha, pero la joven comenzó a llorar antes de que lo hiciera. La joven sollozó con pena.

- Mis padres me abandonaron, no tengo una casa...

El corazón de Xiao Meng se apretó. "¿Cual es tu nombre?".

Después de esa pregunta, la joven finalmente, se animó a mirar un poco a la persona que le hablaba. Al instante, desvió la mirada un poco asustada. - Yo... No tengo un nombre...

"......."

Xiao Meng recibió una respuesta muy triste, y quiso ayudar a la joven. Pensó que tal vez, al verla, los jóvenes de la montaña la quisieran acoger con las jóvenes aprendices, pero le pareció precipitado, sin embargo, no la dejaría sola.

Tomó su mano, para ayudarla a levantarse. "Ven conmigo...".

De inmediato, la joven retrocedió, se mostró extraña. - Yo... Debo irme... - Soltó su mano apresurada, y se fue corriendo.

"....." Xiao Meng, trató de ir tras ella, pero la gente en medio del mercado, le dificultó ubicarla, por lo que, la perdió de vista.

Suspiró pesadamente, con un toque de queja, como sea, hizo lo que pudo.

La joven mendiga corrió a un callejón, en donde lanzó lejos esa capa rota, volteó los ojos con fastidio, chasqueo los dedos. Pasando unos momentos, una niña de unos 12 o 13 años apareció, haciendo una reverencia. - ¿Me ha llamado, señorita?

La joven volteó desinteresada, le arrojó su collar a la niña. - Llevaselo a padre, es toda la lastima que he recolectado hoy.

La niña lo recibió, y al verlo se arrodilló. - ¿Señorita, esto es todo? Pero el día aún no ha terminado...

Encuentrame Entre TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora