Un Triste Malentendido

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-Shell... Creo que eres una de las personas que más admiro... Así que, debo rechazarte.

-Si, por favor.

-Bien, entonces adelante.

-Gracias, Gray te amo.

-Lo siento, pero no puedo corresponderte, a mi me gusta otra persona.

-Está bien, lo acepto, pero supongo que podremos mantener una buena amistad ¿No? Algo así como mi mejor amigo número dos, el primer puesto siempre será para Geralt.

-Claro que sí, bueno, como yo no tengo otras amigas, para mí tú serás mi mejor amiga número uno supongo.

-¡Genial, soy tu amiga número uno! Entonces puedes contar conmigo para lo que sea, siempre te estaré apoyando en todo, incluso en lo tuyo con Carmín, no te preocupes no hay resentimientos.

-Gracias, ahora que me acuerdo... 

Gray comenzó a rebuscar en su bolso hasta que sacó de su interior un pañuelo que estaba amarrado formando una especie de bolsita, lo desamarró y quedaron a la vista los tres colgantes que estaban en su interior, los mismos que le había dado Clover.

-Oye esos son...

-Sí, los tres collares hechos con tres piedras que cayeron al mismo tiempo de la espalda de un sableye, estos se le salieron a Geraldine, como eres una artesana supongo que conoces la leyenda.

-Claro que la conozco, entonces... ¿Me vas a dar el collar de la amiga más leal?

-Si.

-Oh Gray, de verdad no sé qué decir, esto es tan... Oye ¿Puedo escoger yo el colgante? Ya que soy la primera tengo de los tres para elegir el que quiera, déjame darme ese gusto, por favor.

-Claro, no hay problema ¿Cuál quieres?

-El rubí, me encantan las piedras rojas.

-Es tuyo.

Ambos se pusieron de pie, como si se tratara de un acto solemne, tal vez en cierta forma lo era, un pacto de amistad eterna sellada por un collar. Shell miró al muchacho con una sonrisa sincera mientras este se ponía de pie con el accesorio en las manos, estuvieron algunos segundos mirándose antes de proseguir. Gray le colocó el colgante del rubí a la muchacha, la piedra bajó por su cuello hasta depositarse un poco más arriba de sus enormes pechos,  pareció encajarse allí a la perfección, como si hubiera sido hecho para ella. Shell miró primero la hermosa piedra roja que pendía de su cuello, luego a aquel que se la había regalado, entonces de la forma más espontánea del mundo, le dio un fuerte abrazo que el muchacho correspondió de forma algo tímida, en aquello no había mala intención, era simplemente una muestra de afecto hacia su amiga.

Fue una verdadera lástima que Carmín no hubiera llegado cinco minutos antes para entender el contexto en el que ocurría aquel acto, ella no escuchó nada de la conversación previa, simplemente vio la puerta entreabierta, se asomó para ver a Gray y presenció el momento en el que el collar rojo era entregado y el posterior abrazo que le siguió. A ella no se le ocurrió otra forma de interpretar la escena más que una confesión, seguro que Gray le había confesado  sus sentimientos a Shell o tal vez había sido al revés, pero el punto era que habían sido correspondidos y aquel collar era una muestra de su relación. Los ojos de Carmín se empañaron de lágrimas y no pudo evitar salir corriendo silenciosamente sin que la notaran, no quería arruinarles el momento. 

Llegó al recibidor tratando de contener las lágrimas, no quería que la vieran llorar, por suerte logró limpiarse la cara a tiempo antes de que se abriera la puerta de la posada, los gemelos de cabello amarillo entraban en aquel momento con unas tremendas caras decepción, junto a ellos entraron también sus pokémon, pero estos ya no eran dos pequeños eevee, uno era un glaceon y el otro era un espeon idéntico a Adelle, tal vez un poco más grande por ser un macho.

Pokemon la Región ZeroWhere stories live. Discover now