07

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No estoy muerto, es lo primero que piensa al recuperar la conciencia poco a poco. Parpadea varias veces para despejar los puntitos negros y se percata de que está amarrado tanto las manos como las piernas. También, nota que está frente a un pequeño manantial, es demasiado hermoso; el agua es lo suficiente clara que ilumina sus alrededores sin la necesidad de la luz de la luna, por un momento olvida su situación hasta que siente cómo uno de los vándalos jala su cabeza hacia atrás.

—Vaya, ya despertaste —gime por el dolor en su cuero cabelludo—. Lástima que no dudará mucho.

Frunce el ceño, al no entender, y lo obliga a ponerse de pie; apenas puede hacerlo pues está mareado. Piensa sobre qué quieren los vándalos, es decir, si quisieran sus joyas o dinero lo hubieran robado en la posada; sin embargo, han tenido la molestia de secuestrarlo. Quizás, buscan una recompensa lo cual le preocupa, duda mucho que su reino quiere pagar una recompensar por él. Lo más probable es que le digan a los vándalos que lo maten; aún así, puede pagar por su cuenta la recompensa sería cuestión de proponerles ello.

—Jefe, parece que quiere decirnos algo —dice uno de los vándalos al escucharlo balbucear sobre la tela en su boca.

—Mhm, ¿quieres hacernos una oferta a cambio de tu libertad? — Se burla el jefe poniéndose de cuclillas frente a él—. Lástima, ya nos pagaron mucho, pero mucho dinero por ti —confiesa apretando sus mejillas con rudeza—. Es más, nos darán el doble después de que... —le sonríe mostrando sus amarillos dientes—, bueno, ya te das una idea sobre qué pasará ahora.

Frunce el ceño más, ¿acaso piensan golpearlo hasta dejarlo inconsciente? Eso tendría sentido dado que están en una zona muy alejada del reino Occidente. Su estómago empieza a oprimirse al pensar en lo otro, un acto demasiado humillante y doloroso como para decirlo.

—Rápido, hay que hacerlo de una vez —gruñe otro vándalo arrojando su cigarro al pasto.

El jefe asiente y chasquea los dedos para ser agarrado de ambos brazos, y ser arrastrado hacia el manantial. Abre los ojos y forcejear al entender, por fin.

Van a matarlo. Van arrojarlo al agua para que se ahogue. No sabe nadar. No sabe y le aterra morir de esa forma.

— ¡Tirénlo! ¡Ya!

Niega sin dejar de moverse como un gusano y sus pies dejan de tocar el suelo para sentir cómo su cuerpo es lanzado al igual que una pluma, y el impacto contra el agua se escucha.

— ¿Seguro morirá?

—Por supuesto. La persona nos dijo que no sabe nadar —responde el jefe mirando cómo el cuerpo deja de verse—. Andando. Debemos ir al reino Neos y cobrar la otra parte.

Los vándalos asienten y montan sus caballos para irse dejando al príncipe SeokJin ahogándose.

Al estar amarrado es más sencillo el hecho de que su cuerpo se sumerja hasta las profundidades. El agua ingresa por su boca y fosas nasales por la desesperación de no querer morir. No quiere, todavía, tiene mucho que demostrar.

Se enfrentó a los consejeros reales, su madre y hermano menor, y salió del reino Neos por su propia cuenta, estuvo cabalgando dos días y medio solo. Está era su oportunidad de poder hacer algo por sus cinco reinos, poder limpiar su nombre y sentirse orgulloso de sí mismo.

Ahora, morirá de la peor manera, ahogado. Ni si quiera puedo defenderse, ni si quiera le dieron la oportunidad de hacer algo. No puede creer que terminará así su vida, siendo un don nadie, un desdichado, un miserable.

Grita cuando la tela sale un poco de su boca y traga todo el agua que puede, patelea los pies con la esperanza de subir; sin embargo, es inútil. Solo es cuestión de tiempo para que muera.

En su último latido, pide una sola oportunidad, desea una oportunidad más; solo eso. Por una vez,  por primera Ve súplica y ruega por una segunda ocasión.

Y con ese anhelo aparece una luz en medio del agua.

All Is Found © [BTSxJin]Where stories live. Discover now