Esclavitud. (DekuKatsu)

Amor platónico-85

Bakugou se sentía como en las nubes, parecía que todo salía tan bien que podría ser una mentira.

El y Midoriya disfrutaban su luna de miel alejados del reino, ya llevaban tres días en los que habían compartido todas las cosas de recién casados.

Por la mañana Izuku le tenía preparado un gran desayuno, el cual compartían entre abrazos y besos, luego iban a darse un baño al río, para ir a dar algún paseo cotidiano a los pueblos cercanos, en donde Katsuki era tremendamente mimado por el peliverde, quien le compraba todo lo que su Omega deseara.

Entre esas cosas se encontraban telas preciosas, para mandar hacer vestimentas para quien sería su bebé, no sabían el género, por lo que preferían comprar las telas y una vez sabido si sería mujer o hombre les mandaría a confeccionar vestidos o pantalones, por ello las telas eran de colores neutros.

Incluso compraron una cuna.

Pero todo esto siempre con guardias protegiéndolos de lejos.

Luego de eso almorzaban juntos en la cueva, entre risas se terminaban durmiendo al hablar de su futuro hijo.

Finalmente por la noche ambos contemplaban la luna y con mucho cuidado Midoriya le hacia el amor.

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-¿Qué piensas que pasara en el futuro? ¿Cómo crees que será nuestro primogénito?-Katsuki miraba las estrellas mientras reposaba su cabeza sobre el hombro de Midoriya, quien le acariciaba el cuerpo poco a poco, observando de vez en cuando los labios rojizos del Omega.

Se sentía realmente enamorado y es que a decir verdad cualquiera podría enamorarse de este ser magnifico.

-No sé qué sucederá, pero deseo que tú lleves el mando de nuestro reino...Quiero cambiar las leyes del país...-Izuku apoyo su codo sobre la almohada para poder levantarse ligeramente, viendo como el rostro de Katsuki se iluminaba con gran orgullo.

Le regalo una gran sonrisa que fue correspondida por una de nerviosismo.

-¿Estás seguro?-El rubio observo a su esposo con seriedad, porque de algo estaba seguro y es que si él tomaba el cargo se lo tomaría muy enserio, haría los cambios que siempre quiso hacer en este mundo déspota y Midoriya no tendría derecho a recriminarle nada, ni su actuar...

-Sí, yo deseo lo que tu deseas...-Sus ojos esmeraldas brillaron con una intensidad, que Katsuki sintió la misma sensación de la primera vez que cruzaron miradas y aunque los términos en ese momento eran muy malos, recuerda a la perfección el cosquilleo en su estómago y su corazón escucharlo latir en sus oídos.

No pudo resistir el besarle, ya ni vergüenza le daba, solo lo hacía porque se le daba la gana y eso era lo correcto, porque era suyo.

-Te amo.-El Omega sintió como su Alfa se tensaba y luego brillaba y brillaba aún más, como el mismo sol, como el caramelo en una manzana, era algo dulce y sabroso.

-Yo también te amo, por eso a penas tengas a nuestro hijo te haré otro y después otro y otro, así sucesivamente. ¡Haremos un ejército!-Midoriya se montó sobre él realmente emocionado, sacándole la ropa a pesar de intentar alejarse.

Bakugou sintió un gran terror ¡El maldito loco lo había dicho enserio!

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