CAPÍTULO 4: "LATIGAZOS"

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Un rubio temperamental era llevado por unos pasillos grandes y amplios mientras lo pateaban. Podía notar las alfombras que tenían ligeros brillos con diminutos pedazos de oro, así también apreciar los muchos adornos que había alrededor, como cuadros pequeños y grandes.

Uno en especial era del Rey, el cual estaba sentado en su trono con todo su torso descubierto.

Una imagen digna de él.

Katsuki, a pesar de los golpes no pudo evitar mirar esto por varios segundos, pero por desgracia un puñetazo del chico de cabello morado lo hiso girar con rapidez. Este último lo miraba con odio.

Habían cruzado unas pocas palabras y este sujeto ya parecía odiarle sin argumento alguno. Aunque no era algo sorprendente, la mayoría de Alfas se comportaba así ante un Omega. Aún más si ese Omega era bonito ante sus ojos, ya que les hacía dudar de su fuerza con su belleza, haciéndoles sentir que podían ser capturados por la gracia de uno de "estos" a tal punto que se sentirían débil.

Débil ante la carne. Ante el "amor" o "gusto".


Continuaron su camino hasta llegar a unas puertas grandes que tenían en todo su remarco preciosas piedras de color esmeralda. El chico fue empujado hacia adentro para después meterlo en otra habitación, la cual a su rareza estaba oculta detrás de un mueble antiguo.

Katsuki, ni siquiera logro fijarse en si había una cama en la habitación principal.

Fue rápidamente amarrado a unas cadenas que estaban apegadas a la pared del fondo, para esta ocasión tanto sus manos como sus pies quedaron sin libertad propia. Sólo podía caminar un metro desde la pared hacia adelante.

Se dio cuenta que habían unas pieles en un costado cercano a él, dedujo que esa era "su cama". Su rostro marco una mueca al percatarse de su mala suerte, aun mas cuando al ver cómo el chico de lentes se iba junto con el peli morado...

Sólo se quedó el de cabello desordenado igual que él, éste tenía un látigo en su mano.

Su rostro de niño bueno parecía ser más falso que cuando lo vio por primera vez.

El miedo comenzó nuevamente a sumergirlo en desesperación. Sin darse cuenta comenzó a liberar algunas feromonas de auxilio, queriendo por parte de su Omega ser rescatado por algún Alfa.

El menor apretó los dientes fuertemente y no dudó en mostrar los colmillos al hombre que comenzaba a acercarse, pero por más que se viera amenazante lo castigarían igualmente. Aunque todo esto era una injusticia, él solo se reusaba a la idea de creer o que le hicieran creer que había hecho algo malo. ¡No podría mostrarse asustado!

El hombre de cabello rojo, Kirishima, se había posicionado detrás de su espalda. Katsuki, ya se había enterado de sus nombres porque ellos mismos en el camino le dieron la información.

Las cadenas no le dejaron girar tan fácil...


— ¡Ah!—Bakugou, sintió como el primer latigazo se así presente en su cuerpo e intentaba adentrarse más allá de su piel.


Una larga herida cruzaba desde su hombro derecho hasta el extremo izquierdo de su cadera. La sangre comenzaba a brotar rápidamente. El dolor logró que el Omega se doblegara rápidamente, para mostrar como una pequeña lágrima corría por su mejilla, la misma que mordía por el interior de su boca para no gritar más.

El segundo látigo contra su espalda vino más rápido de lo que esperaba, sin aviso rompió su carne nuevamente en otra línea y se hundió tan profundo que parecía querer llegar hasta su orgullo y romperlo. Quedarían cicatrices por siempre y eso era una deshonra para la existencia de Katsuki, quien no pudo hacer mucho contra los tres secuaces del Rey a pesar de que se había prometido a él y a su madre que pelearía contra esta falta de igualdad.

Esclavitud. (DekuKatsu)Where stories live. Discover now