Caballos-75

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Izuku se tomó unos minutos para reflexionar, Shindo le había dicho que Katsuki había sufrido algunos dolores por la mañana, dolores que venían desde hace unos cuantos días, pero habían sido dolores pequeños, por lo que el rubio había indicado que seguramente solo eran síntomas del embarazo.


Esto nunca se lo habían dicho.


El estúpido de Shindo sabía más de Katsuki que el mismo, a pesar de que era su Alfa.


Su primer movimiento fue retirar al pelinegro de su cuarto. No le importo tirarlo para afuera como un costal de papas.

Luego le indico a Kirishima que no permitiera que nadie más entrara, a excepción de Chiyo que se encontraba vigilando a Katsuki. Se marchó de la habitación para ir hasta donde estaba la habitación del Omega, allí solo se encontró con las señales que indicaban el acontecimiento anterior.


Las sabanas manchadas de sangre le revolvieron el estómago por un instante.

Pero, él ya había llegado hasta allí con un propósito y para su suerte lo había encontrado. Al costado de la cama, sobre el pequeño velador estaba la taza de té que Shindo había indicado que el muchacho había pedido a Uraraka antes de dormirse.


La tomo entre sus manos, recordó que el pelinegro le había indicado "un vaso de agua", pero entonces... ¿Por qué le trajeron una taza de té?


Sus ojos se reflejaron en lo que quedaba del líquido de tonos cafés.

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30 minutos después



Los esclavos eran sumamente tranquilos, aun más cuando el Rey les dio la oportunidad de volver a servir en el reino después del problema con el reino Shigaraki, el cual ya prácticamente no existía, dado que había pasado a manos de Toga, la desquiciada que servía a Tomura, por esto el reino ahora no era llamado por ese apellido.

Pero esa tranquilidad estaba perdida, muchos veían al Rey con ojos sorpresivos y llenos de terror.


Observando como una muchacha de pelo castaño era arrastrada por los pasillos, siendo pisoteada y golpeada múltiples veces, así también el llanto descontrolado parecía querer romper sus oídos.

Querían ayudar, pero no tenían derechos para hacerlo. Además, el Rey había estado tan tranquilo que habían olvidado lo cruel que podía ser. Antes aunque fuera algo de lo más pequeño era dado por seguro que serias castigado por uno de sus secuaces, mas esto se había perdido los últimos meses y todo marchaba como un reino prospero, hermoso y pacífico.


Sin percatarse de sus propias acciones, varios esclavos ante la intriga decidieron seguir al Rey, aunque luego lo lamentarían.


Uraraka intentaba con todas sus fuerzas escaparse de las garras del peliverde, pero el agarre de su cabello era tan fuerte que sentía que terminaría por sacárselo y la dejaría calva. Le dolían las costillas, le dolían las piernas de tantas pisadas, le dolía el rostro de tantos golpes y el ardor de los ojos era aún peor, la sangre de su rostro se había metido en sus ojos entre tanto revuelta.

Esclavitud. (DekuKatsu)Where stories live. Discover now