Las insinuaciones de Shindo-61

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-¿Un hijo, eh?...-Bakugou se encontraba sentado sobre el frío pasto en una noche bastante helada, pero eso no le importaba en lo absoluto, ya que un grueso chaleco cubría su rostro, así como unos pantalones de "polar", o así fue como le indicaron que se llamaba, el cual era ancho a los costados de sus muslos.

Después de pasar bastante tiempo dándose una ducha de agua caliente, para poder quitarse todo el estrés de los pensamientos que le atormentaban desde que la vieja le avisó de su estado, había decidido salir en las penurias de la noche y buscar un lugar alejado de árboles para poder contemplar la luna.

Los lobos que seguramente eran los mismos que peleaban por territorio con Katsuki, ahora aullaban a lo lejos.

Nunca volvería a esos días, ¿Verdad?

Pareció preguntarle a la luna.

Aun menos cuando ahora esperaba un hijo...

-¿Por qué cada vez que nos topamos pareciera que estas en otro mundo lindura?-Shindo apareció repentinamente a su lado y sin permiso alguno se sentó. Katsuki se giró a mirarle para ver seguramente la sonrisa boba de este, pero esta vez no la traía consigo.

Al parecer su pregunta era seria.

-Porque siempre interrumpes mis reflexiones.-El Omega dirigió su mirada a las estrellas, pensó en contarlas, pero desistió de semejante tontería.

-¿Y tú piensas? Demonios, quién lo diría.-Shindo se rio levemente ganándose una mirada de completo desprecio por parte del rubio, cosa que le pareció tierna.

-Maldito bastardo. ¿Por qué no te vas de una buena vez?-Intentó levantarse para ser el quien se fuera primero, pero su mano fue tomada con rapidez, impidiendo su escape.

-¿Es por él qué estás así? Si estuvieras conmigo no tendrías preocupaciones, Katsuki.-La mirada de Shindo le dio a entender que era sincero en sus palabras, aunque la desconfianza seguía allí dependiendo de un hilo.

Se zafó del agarre y suspiro con cansancio, jalándose el cabello hacia atrás.

-Estoy embarazado, así que no me jodas. Además, ¿Te crees el único candidato? ¡Ha!-Shindo observó con detalle cada expresión en el rostro del muchacho. Se sorprendió con la noticia que le dio, pero aquella mirada de tristeza en aquellos rojizos ojos le dio a entender que a pesar de su última frase, que era sarcasmo, a él tampoco le hacía gracia.

-¿Sabes que padre es el que cría, no?-Shindo le regaló una sonrisa pícara a Bakugou, quien se engrifo como un gato y lo golpeó en el brazo.

-¡QUE INSINUAS! ¡DESVERGONZADO!-Katsuki se levantó de manera rápida, sintió sus mejillas arder y es que nunca se acostumbrara a ese idiota. Estaba seguro que si no hubiera conocido a Deku, seguramente hubiera caído ante esas tonterías.

El pelinegro siguió sus pasos para a acompañar al Omega hasta donde fuese y protegerlo en el camino como todo un caballero.

No esperaba que Katsuki aceptara su propuesta, pero al menos se lo dijo, después de todo el sí tenía un verdadero interés en el muchacho.

Quien diría que en el futuro este se convertiría en la mano izquierda del Omega, dándole su total devoción.

Un movimiento en unos arbustos se hizo notar en la oscura noche. Entre las ramas apareció la silueta de Uraraka, quien había escuchado toda la conversación y su corazón se volvía a romper al enterarse de la noticia.

No podía creerlo pero era verdad.

SU Rey seria padre...

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Desde el balcón del gran salón Midoriya observaba como Katsuki volvía al castillo acompañado para su sorpresa de un Alfa, el cual ya había visto varias veces, pero nunca le había llamado realmente la atención, hasta ahora.

Apretó los puños con fuerza y luego de contar hasta diez se dirigió a la habitación del muchacho.

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Bakugou se había infiltrado en la cocina para buscar comida, pero no encontraba nada que le llamara la atención, pero aun así tenía ganas de comer. Era una sensación molesta. Tal vez lo que deseaba comer no estaba aquí...

-¿Antojos?-La cabeza de Bakugou se giró tan rápida como un Búho y Shindo entendió que le había dado la respuesta a sus incógnitas.

-Con que es eso...-Katsuki entrecerró los ojos y miró de manera fija al contrario, quien se sintió incómodo por un momento, la mirada del rubio era muy potente cuando se lo proponía.

-Mhh, yo tengo algo que puede gustarte...Aunque no sé si lo has probado antes.-Shindo se dirigió lentamente a un pequeño estante con candado que estaba más o menos escondido en una esquina. Bakugou siempre había pensado que era un botiquín de primeros auxilios, pero al parecer era un escondite del idiota.

-¿Mh? ¿Qué es esto?-El Omega miró extrañado lo que se le había pasado en sus manos. Parecía estar envuelto en un papel extraño, era ciertamente metálico. Lo rompió en una esquina y noto como unas figuras cuadradas cafés desprendían un olor demasiado delicioso.

Sus ojos brillaron con gran emoción.

Olía delicioso.

-Prueba un pedazo. Se llama chocolate.-Shindo le sonrió con devoción, como si estuviera viendo la cosa más tierna del mundo.

Katsuki se echó rápidamente un pedazo a la boca. Al saborearlo sus ojos se abrieron gigantes y una vez lo trago dio una de las grandes sonrisas que casi nadie podía ver.

A Shindo casi le explota el corazón.

-¡Esta delicioso! ¡Es lo mejor que he probado en mi puta vida!-Con gran emoción Bakugou no noto que al hablarle al Alfa se había acercado más de la cuenta, logrando que este se sonrojara y le diera un risita nerviosa.

Después de aquello fue a dejarlo a su habitación.

Esclavitud. (DekuKatsu)Where stories live. Discover now