Otro castigo-9

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El frío lo estaba matando, la chica cara redonda le había venido a dejar comida como siempre al rato de haber sido lanzado por el rey, el viento siempre entraba por la ventana que tan sólo tenía barrotes, pero ahora donde el cuarto estaba mojado por la estupidez de Shinsuo al haberlo bañado, todo era tres veces más terrible, tampoco estaban sus mantas para abrigarse, la estúpida perra de alguna manera se había enterado de todas las cosas que habían pasado, al parecer había estado escuchando detrás de la puerta y por envidia se había llevado las mantas con la excusa de que debía lavarlas.

Todo eso había sido al medio día, ahora estaba cayendo la noche, se acercó lentamente hacia la ventana, se paró ahí sin saber por cuánto tiempo, mirando la luna y las estrellas. Deseando poder ser libre nuevamente, poder él mismo conseguir su comida, estar en su nido que tanto le había costado hacer. Unos aullidos lejanos se hicieron presentes, Katsuki tomó los barrotes con fuerza entre sus manos, queriendo romperlos y las lágrimas salieron fácilmente.

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—¡Ey! ¡Despierta, pequeño! —el chico de cabello rojo lo miraba como siempre, con una estúpida sonrisa, pero era más estúpida la del Rey. Se levantó rápidamente, sabiendo que seguramente por fin se habían dignado de traerle ropa, y así fue. Una nueva ropa interior le fue pasada (para su suerte, de hombre), también unos pantalones que se le hicieron sospechosos porque eran ajustados al cuerpo, llevó su vista hacia el otro y éste miraba para todos lados silbando, por último se le entregó una "polera" o así le llamaban ellos y algo que parecía ser para cubrir por encima de su torso, le decían "chaleco" el cual estaba tejido a mano por una gruesa lana. Éste último tenía algo extraño para el rubio, estaba al medio del chaleco, éste se bajaba y subía para poder ponérselo, trayéndose abierto o cerrado.

—Esta ropa es extraña... —murmuró, el más alto le removió el cabello, dándole una mirada rara, de manera casi consoladora, ese sentimiento desapareció cuando el chico reaccionó y apartó la mano de manera brusca.

—Su Majestad la manda a traer desde el otro lado del océano, se dice que allá están más avanzados en tecnología o ropa —Bakugou levantó una ceja extrañado, siempre pensó que las únicas personas sólo vivían en esta parte del mundo, claramente porque nunca había tenido la oportunidad de ir a un colegio para educarse, había tenido que aprender a leer por su cuenta.

—Ya lárgate, pelo de mierda —Kirishima hizo un puchero, para sorpresa del rubio éste de verdad parecía que fuese a llorar, mas se dio media vuelta y se puso a observar frente a la ventana, desde ahí podía ver claramente a lo lejos a esclavos cosechando. Por lo menos, ellos eran libres de no estar encerrados.

—Vamos, no seas así, eres muy lindo para decir esas cosas... —el menor fue acorralado contra la pared, justo al lado de la ventana, intentó zafarse de los agarres de Kirishima, pero éste desprendió su aroma para someterlo, siendo rápidamente efectivo. Katsuki llevó su mirada hacia el peli rojo con sus mejillas sonrojadas, el otro se sorprendió y por primera vez en mucho tiempo un Omega lo hizo avergonzarse.

Las dos miradas rojizas brillaban con intensidad, el rubio no entendía por qué repentinamente se sentía más caliente de lo habitual, su primer celo aún no llegaba y eso le estaba preocupando, aún más porque no quería que fuese tomado por cualquiera. Repentinamente la imagen del Rey pasó por su cabeza, los besos que se hicieron presente en su cuello lo bloquearon completamente de sus pensamientos, las mejillas le ardían tanto que quería arrancárselas, aún con su cuerpo temblando se giró para golpear a Kirishima, quien rápidamente le besó.

—¡Nhg! ¡S-Sale, hijo de p-puta! —una bofetada le llegó al peli rojo para sacarlo de su calentura, cosa que no funcionó, porque se volvió a abalanzar encima del rubio, intentando quitarle la ropa sin resultado, y el silencio volvió cuando éste último se atrevió a dar un fuerte puñetazo a Katsuki que le rompió el labio.

Otro gran aroma se hizo presente en las cercanías, pero el rubio no se movió de donde estaba. Repentinamente se sintió dolido, de una manera no física.

El más alto había perdido su sonrisa, sintiéndose muy horrible por haber lastimado tan bonitos labios, se dirigió hacia la pequeña puerta, pero antes de tomar la manilla fue arrojado contra el suelo, los golpes se hicieron presentes, así también los constantes chillidos y "perdón" por parte de Kirishima. El Rey tenía un rostro inexpresivo, estaba aburrido, ¿por qué todos se interesaban repentinamente en su esclavo? Nunca había tenido uno y cuando decide cumplir con el deseo de sus familiares, sus secuaces se ponen en su contra. ¿Por qué? ¿Por qué demonio no lo entendían?

Estaba demasiado enfadado.

Estuvo golpeando a su mano izquierda por unos diez minutos, para luego dárselo a un desconocido por los ojos del menor, dando la órden de que lo ahogaran por un rato. Quedó solo con Katsuki, se acercó hasta él furioso, porque se hacía la idea de lo que había pasado, mas su secuas entre quejas de dolor había soltado "no lo volveré a besar", vio como el chico tenía el labio partido y no, no sintiendo rabia hacia Kirishima, era hacia el Omega por no haberse defendido lo suficiente, aunque en el fondo sabía que el otro lo sobrepasaba con mucha más fuerza.

Bakugou al ser levantado por el cuello, notó que la estúpida castaña estaba viendo todo desde la puerta. Esa maldita era la que había ido avisar al Rey de la situación, sólo para perjudicarle, esa desgraciada sabía lo que pasaría.

Al final del día Katsuki había sido castigado con la órden de no comer ni beber por tres días, así también sin recibir curaciones para sus heridas, dejándolo a su suerte en el cuarto.

Le habían quitado la ropa, obtuvo por parte del Rey patadas, puñetazos, latigazos, incluso insultos. El dolor era inmenso, deseaba morir en ese instante, se había quedado en la misma posición en que lo dejaron, aún si quisiera no podía moverse por el dolor, su cuerpo de vez en cuando era capaz de calentarse de manera extraña, pero el rubio no le daba importancia, el dolor era mucho más grande. Odiaba en esos momentos al Rey, no importaba cuánto pasara allí, o cuántas veces le golpearan, él no dejaría de insultarlo, aunque estuviese asustado.

Lo que más le molestó al Rey ese día, fue el hecho de que a pesar de estar siendo golpeado, Katsuki no dejó de mandarlo a la mierda y decirle que lo odiaba.

Esclavitud. (DekuKatsu)Where stories live. Discover now