Impensado-42

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Los movimientos de sus caderas eran constantes, haciendo sonidos indecentes, como burbujas explotando entre sus intimidades, desbordando todo líquido proveniente del placer que le proporcionaba el estar unido a Lida.

No sabía cuánto tiempo llevaban así, pero los ligeros rayos de sol que atravesaban las cortinas le indican el atardecer. Nunca antes se había sentido de tal manera, nunca si quiera había tenido una erección, por lo que en estos instantes varias cosas eran para él como su primera vez, porque las veces que fue tomado en contra de su voluntad no habían sido gratas, solo fue usado y aunque intentaron estimularlo nada sucedió en su cuerpo, pero si ahora se mirase a un espejo no se reconocería.

Había logrado que el Alfa se viniera ya tres veces, al igual que él. Una curiosidad proveniente de una reciente imaginación lo hizo levantarse, sacando un gemido por parte de Lida, quien lo miraba desorientado.

Se estiró boca abajo a un costado de la cama, giró su vista para conectar su mirada con la marina, para luego levantar poco a poco sus piernas y quedar arrodillado.

-Posiciónate detrás de mí y empuja...-Su voz tranquila saco cualquier preocupación de la mente de Tenya, logrando que este le hiciera caso de inmediato.- ¡Ah! Uahg Ah-

Sintió una oleada de placer indescriptible, el miembro de Lida parecía estar más profundo, golpeando una zona que le parecía exquisita a pesar del miedo por la extraña sensación. Sus caderas fueron agarradas con fuerza, enterrándose las uñas en su piel, a pesar del gesto rudo el mayor seguía manteniendo gestos de cariño, como besar su espalda repetitivas veces, acariciar su cabello y sus labios con sus largos dedos.

Su corazón palpitaba a full, la espalda de Todoroki era la curva más hermosa que había visto en su vida, aun no podía creer completamente que era lo que estaban haciendo, claro, producto de su inocencia en estos temas.

Los fuertes gemidos del menor le anunciaban que prontamente llegaría a un gran orgasmo y a pesar de que este intentaba acallar sus sonidos, Lida solo arremetía con más fuerza para escucharle claramente, para recordar para siempre aquella voz tan dulce.

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En un reino cercano a las montañas nevadas, se encontraba el Rey Shigaraki a la espera de su perro fiel, quien había tenido el descaro de desaparecer por más de un día, sin avisar en donde demonios iba a meterse.

Su enojo solo aumentaba a cada segundo. Llevo su vista a Toga, quien en vuelta en un charco de sangre, se mantenía entretenida desfigurando un cuerpo de una Omega que había tenido el valor para intentar escapar.

El olor era tan repugnante que ni el mismo Rey se atrevía a acercarse, odiaba a la rubia cuando se comportaba de tal manera, una desquiciada sin remedio, al igual que todos los que gobernaban allí. La cabeza de la Omega muerta rodó por el piso, lo único que podía distinguirse en ese rostro era el color café de sus ojos, los que aún se mantenían abiertos, ya que la rubia había cosido sus párpados debajo de la ceja.

-Ehh Tomura... ¿Será que Dabi tiene novia?-Una risilla mal actuada obtuvo toda la atención del peli celeste. Arrugó el ceño, unas ganas inmensas de pescar el cuello de la chica entre sus manos para estrangularla pasaron por todo su cuerpo. De alguna manera sabía que no lo decía enserio, así como que solo lo decía para fastidiarle el día.

Repentinamente la puerta se abrió, Dabi calmadamente se acercaba hasta el Rey, quedando a tan solo un metro de él.

Shigaraki iba a abrir la boca para recriminarle, pero mantuvo silencio, pensando en que no tenía porqué demonios pedir explicaciones, parecería de alguna forma extraño, ya que nunca lo hacía con nadie, aunque estuviesen a su mando.

-Estaba investigando. Al parecer los argumentos que podemos utilizar en nuestro favor, son los de que Midoriya pretende contraer matrimonio con un hereje y se le puede acusar de secuestro a un príncipe. Aunque sea verdad o no, son suficientes para que los demás no interfieran.-Dabi se concentró en la mirada irritada del otro, para bajar lentamente esta por cada parte de su cuerpo, a la espera de una respuesta. Si, estaba interesado en el Omega, y a pesar de sus faltas de emociones, por ambas partes, aun así trataba de hacer que este notara aquel interés.

Desprendió algo de su aroma apropósito, pero el peli celeste nunca mostraba nervios ante ello u otro tipo de reacción.

-Bien hecho. Para la próxima avisa que te iras.-Se levantó de su asiento, notando como la rubia salpicaba sangre con sus pies. Se dirigió a sus aposentos en busca de tranquilidad, eran en esos momentos en que extrañaba a "padre" el único que lograba comprenderlo y sobretodo guiarlo.

Sus piernas flaquearon repentinamente, apoyando su cuerpo en mueble cercano para no caer.

¿Qué le pasaba?

-Vaya, al parecer mi aroma si te afecta después de todo.-Dabi habló a sus espaldas sorprendiendolo, para luego tomar con atrevimiento sus caderas y el mismo sostenerlo.

-No porque tu aroma no huela a nada, significa que puedas hacer esto.- Se giró molesto, intentando empujar al pelinegro, pero este apretó más el agarre, para dejar sus rostros a escasos centímetros. Shigaraki no apartó la mirada, al contrario, se sintió amenazado, por lo que estaba a la espera de cualquier movimiento extraño para golpearle.

Se esperaba todo, menos que este le besara.

Menos que acariciara su piel dañada del cuello.

Menos que alguien lograra hacer que se avergonzara.

Un beso corto, algo tosco, algo frio, pero que le hizo sentir un cosquilleo extraño. Se alejó de manera lenta, llevándose su palma de la mano hasta su boca, tapándola por la sorpresa.

Sintiendo sus mejillas horriblemente quemadas.


-Esto si lo sentiste ¿Verdad?-



Esclavitud. (DekuKatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora