Esclavitud. (DekuKatsu)

Bésame-36

-¿Te vas? ¿No piensas terminar nuestra conversación?-Todo su cuerpo yacía apoyado en el marco de la puerta entrante a su habitación, sus manos se apegaban a su cuerpo casi en un abrazo propio, al frente de él la causa principal de todos sus malditos problemas.

Era ya de madrugada, casi todos los invitados se habían ido, a los cuales tuvo que ser presentado como un simple esclavo "con derechos". Más los únicos que quedaban eran los invitados de honor, los padres del Rey.

No podía decir que estaba feliz, todo la parte de la presentación se había sentido como un simple montaje para no resolver sus problemas, así también para hacer como si nunca hubieran pasado nada. 

No le causaba gracia, por alguna extraña razón se sentía dolido y es que Deku después de aquello lo dejó en un rincón del salón, sólo, en el cual fue completamente ignorado las siguientes horas.

Pudo ver varias veces a Kirishima por su alrededor, más este sabiendo que estaba allí no le miro, tampoco le dirigió la palabra.

-Ni que lo hubiese obligado...-

Por otra parte, desde ese momento hasta ahora tenía la ligera impresión de que Midoriya estaba enfadado, más aún cuando le encontraba viendo a Kirishima, porque pasaba cerca de él.

-Sinceramente ya no me siento de humor para esto. Dejémoslo así.-A pesar de decir aquello se contradijo así mismo al empujar levemente al chico, para quedar a dentro del cuarto, cerrando la puerta para que nadie les escuchara. La habitación de Shinsuo estaba a solo unos cuantos metros.

Su rostro demostraba obvio enfado, pero para Bakugou solo era como ver a una mujer adulta enojada por estupideces, la cual apenas vuelve a recordar el porqué de su enfado sencillamente vuelve a mandar todo a la mierda. Un ciclo vicioso casi.

-No tiene sentido que te enfades ahora o mejor dicho que lo hubieras hecho hace rato, porque que yo tenga entendido no somos nada. No tienes derechos amorosos sobre mi...- Sus piernas se acomodaron en la suave cama, a la cual fue arrojado en los próximos segundos, a pesar de que su cuello estaba siendo fuertemente apretado no pudo evitar sonreír. –S-Solo p-piensas en ti.-

El egoísmo del Rey era más grande que su poder.

-Trato de ser lo más bueno contigo, pero te encanta hacer enfadar a las personas. ¡DEJARTE VIVIR ME DA TODOS LOS PUTOS DERECHOS!-Midoriya se alejó del Katsuki. Perdiendo un poco el control no pudo evitar golpear un mueble que estaba cerca, el cual terminó completamente destruido luego de unos minutos. Pequeñas gotas de sudor recorrían la frente del mayor, así también las puntas de sus cabellos verdosos.

-Entonces es verdad lo de los Omegas defectuosos... ¿Por qué no me mataste? Hubiera sido lo mejor para todos...-Una pequeña lágrima recorrió por su mejilla, solo pensar que había una gran posibilidad de que sus padres le hubiesen abandonado por esa razón, era sencillamente desastroso para todo su ser.

Levantó ligeramente su torso, apoyándose con sus codos en la cama, para poder volver a ver al hombre que era su gran infierno, en cada uno de los sentidos.

Le trató con suma crueldad desde que llegó al reino, obteniendo en su corazón solo dolor, una depresión que por momentos no aguantaba, pero ahora aquí, después de todo eso, lo llenaba con  sus ardientes llamas, las cuales resplandecían en sus ojos y podían quemar a través de sus roces con sus manos.