Capítulo 19.- Negaciones y Dobles

Start from the beginning
                                    

Pero, luego del maestro recordar el pasado, le trajo a la  adolescente la excusa perfecta para salir bien librada de aquello, para su gran sorpresa:

—Pero, más que a mí, creo que se parece a mi padre biológico. ¿Es acaso un hermano que no conozco?

—¿Q-U-É? —Su quijada casi daba al piso.

—¡Hermano, Aira! Yo creo que tengo un medio hermano por parte de mi padre biológico. Según supe, se casó con una abogada, exsocia de mi padre. —Se rascó el flequillo—. Este niño es exactamente igual a él. —Hizo clic y allá para agrandar más la foto de Marquitos—. Pecoso. —Contempló las pecas en la nariz del bebé y en sus mejillas—. Rubio, tirando a pelirrojo y... —Había agrandado la foto, de tal manera que los rizos de su hijo eran más cercanos—. Eso sí, tiene las orejas más grandes que él, porque mi padre las tiene pequeñas, y la cara un poco más redonda y alargada. —Volvió a hacer clic para contemplar el rostro total de su bebé—. Aunque a esa edad los bebés son muy cachetones. Mírame a mí —movió la pantalla con dirección a su foto—, entonces tenía unas mejillas como de Quico, de El Chavo, y ya ves, ahora se me afinado el rostro.

Aira pestañeó varias veces. Todavía no daba crédito a lo que él le decía. 

Sin querer, la inocencia de Rodrigo, otra vez, jugaba a su favor.

—Aunque mi padre tiene los ojos pequeños ahora de adulto. Según mi madre, el tamaño de los ojos grandes lo saqué de ella. Algo debía heredar, a fin de cuentas, soy su hijo. —Se encogió de hombros—. Pero este niño tiene los ojos grandes, como yo, y no pequeños como los de mi padre...

Frunció el ceño al tiempo que digitaba aquí y allá para concentrarse en la mirada de Marquitos.

De inmediato, ella aprovechó la confusión. Le quitó el teléfono a Rodrigo. Decidió continuar con el momento de tregua que, sin querer él le había otorgado para tramar, de buena manera, la salida que aquella dilación le había entregado.

Durante aquellos minutos de dilación, una idea le había venido a la mente. Un artículo de una noticia, con el que ella había alucinado tiempo atrás, le trajo la salida que buscaba para aquella embarazosa situación.

—¿Estás diciendo que he dado con un hermano al que no conoces? 

—¿Eh?

—La sola idea es ridícula. ¿Cómo voy a dar con un hermano de tu padre biológico? —gesticuló, de tal manera que trataba de mostrarse serena y convencida.

—Bueno, yo... —Se rascó la cabeza, confundido.

—¡Si ni siquiera sé cómo se llama tu verdadero padre! ¿Cómo podría haber dado con un supuesto hijo de él, que es un hermano tuyo? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?

Él la miró con estupefacción. Se rascó la cabeza, confundido. Aira pasó saliva al sentirse culpable ante ello.

‹‹Perdóname, Rodri››.

—Se llama Adrián.

—¿Cómo? —preguntó mientras elevaba la ceja.

—Mi verdadero padre se llama Adrián González Rivadeneyra —dijo cabizbajo al tiempo que se sentaba al borde de la cama—. Es dueño del Estudio de abogados González y Asociados. Y siempre ha renegado de mí —dijo con tristeza.

‹‹Rodri››, dijo al tiempo que extendía su mano derecha hacia él para consolarlo.

—Tienes razón. —La miró y sonrió con tristeza—. ¿Cómo podrías haber dado con un supuesto medio hermano mío, si ni siquiera mi verdadero padre quiere verme? —Meneó la cabeza. En su mirada podía verse la amargura que en ese instante lo ensombrecía—. ¡Es ridículo!

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Where stories live. Discover now