❧ 2. Recelos y Celos ☙

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Los días transcurrieron

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Los días transcurrieron. Desde que Aira y Rodrigo habían charlado en su oficina, la relación entre ambos seguía siendo la misma, de solo alumna y profesor. Mas, no por eso ella se rendiría.

Había tratado de volver a convencer a su compañera, la delegada de Literatura, para que le cediera su puesto, pero ella se había negado. Incluso, le había parecido tan curioso que fuera insistente con ella, que aquella no dudó en encararla:

—Gonzáles, ¿por qué tanto quieres ser delegada de Literatura, si desde que te conozco, cuando el tutor nos ha preguntado para apoyar en las actividades extracurriculares, siempre te has negado? —dijo Ugarte ladeando la cabeza y observándola de manera inquisitiva.

Aira tragó saliva al tiempo que su estómago le aprisionaba por el temor que la envolvió.

Ok, era cierto. Ella quería tener cualquier oportunidad preciosa que la acercase a Rodrigo. Mas, desde su última charla en su oficina, no había tenido mayor oportunidad con él.

Su profesor, si bien ya no la ninguneaba como en anteriores ocasiones cuando quería intervenir en clases, menos le desviaba la vista con rechazo como lo había hecho antes, tampoco era que se hubiese vuelto cercano, como ella tanto ansiaba. Y por mucho que hubiese ideado cualquier plan, ninguno parecía que podría llegar a buen término. Todos le parecían descabellados, por no decir sospechosos. Y ella quería ser muy cuidadosa al idear la manera de acercarse a él, sin levantar rumores. Sabía que su colegio era muy estricto y que, si daba un paso en falso, podía poner en peligro el trabajo de Rodrigo, y eso era lo que menos deseaba. Quería acercarse a él, sí; pero no empeorarle las cosas. Así que, debía idear la estrategia necesaria para volver a ser cercana a él, pero sin que nadie se percatase de ello. No obstante, por mucho que lo pensase, no había dado con la manera adecuada. Peor todavía, los días transcurrían y transcurrían sin que a ella pudiese ocurrírsele una solución, para su posterior angustia y desesperación.

Cuando esa mañana se había despertado y se había fijado en el calendario que colgaba en su puerta, que era 23 de junio y que había transcurrido ya un mes desde su reencuentro con Rodrigo, sin que pudiese hacer un avance al respecto, algo dentro de sí se estrujó. Cientos de mariposas revoloteaban en su interior, torturándola, mientras contemplaba el transcurrir de las horas de esa jornada, como cualquiera otra, sin tener la menor oportunidad de acercársele a él... y con ello, el temor, sino pavor, de que el resto de los meses transcurrieran de la misma manera hasta llegar a fin de año, y con ello, la esperanza de siquiera volverlo a ver.

Pero, no fue hasta que recordó una charla, de unos compañeros de su sección en esa mañana, que una idea dentro de sí se prendió, y con ello, se iluminó su joven corazón, que desbordaba de emoción al pensar que podría funcionar. De inmediato, había aprovechado el segundo descanso para buscar a Ugarte y hacerle su petición... pero sin el resultado esperado. No obstante, no daría su batalla por perdida, no.

—Lo que sucede es que quiero estudiar Literatura en la universidad —dijo al tiempo que la miraba decidida, con lo primero que se le pasó por la cabeza.

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora