Capítulo 12: Amistades y Sorpresas [Primera Parte]

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Nota de la autora

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Nota de la autora

Para el significado de algunas palabras, dado que veremos en escena a Xico, y él se caracteriza por hablar con bastante jerga peruana, lo de siempre: recomiendo leer las notas de a pie del capítulo.

**********

—Hola, flaca, llegó tu rey. ¿Quieres ser mi reina y acompañarme en mi reinado de amor?

Xico y su amiga habían quedado en encontrarse en la secundaria de ella, a la salida de clases. Le había dado indicaciones de cómo llegar al susodicho lugar. Y mientras la joven terminaba de dar las últimas órdenes a sus compañeros para los preparativos para los stands de su sección para el bingo, él hacía tiempo hasta que llegara.

Al principio, le había molestado la demora de Aira. ‹‹¿Por qué mierda habré aceptado esperarla? ¡Todas las mujeres son iguales!››, se quejaba mientras se acomodaba la capucha en la cabeza y  escondía las manos en sus bolsillos para resguardarse del frío. Pero, cuando pateó una piedra delante de sí y vio en dónde caía, a los pies de una atractiva jovencita de cabello rubio rizado, quien junto con sus amigas conversaba despreocupadamente, no pudo menos que sonreír.

Las blancas y esbeltas piernas de aquella, ataviadas de manera armoniosa por la falda escolar y las medias arrugadas que cubrían sus pantorrillas le mostraban una de sus vistas favoritas en una mujer. Y era que Xico, desde siempre, había tenido un fetichismo por las piernas femeninas. Mientras más largas y esbeltas, mejor para él. No obstante, sus técnicas para conquistar a la poseedora de aquellas distaban mucho de poder atraerla.

—¿Y este de dónde ha salido? —dijo en un susurro a sus amigas, con un gesto de rechazo que no se esforzó en disimular.

—Habla, mi reina. ¿Quieres que te acompañe? —insistió el susodicho, abandonando el cerco de un parque en donde se hallaba apoyado, y fingiendo un tono de voz grave—. Lima es una ciudad peligrosa, necesitarás de un guardián como este pechito(1) y...

—¡Estás loco! —habló indignada.

—Pero de amor por ti, preciosa.

Le envió un beso volado a la chica. Esta le hizo un desdén con un gesto del rostro, tomó su mochila y les ordenó a sus amigas que cruzaran al otro lado de la calle para alejarse de él.

—¡Pituca(2) de mierda! —dijo mascullando de rabia.

Pero aquella pronto se le fue. De pronto, un vendaval de jóvenes salía del colegio pasando frente a él, atractivas estudiantes incluidas, las cuales, como antes, capturaron pronto su atención.

—¡Puta madre, qué mujerones hay acá! —exclamó, embobado, mientras sus ojos no sabían en dónde detenerse, ya que más de una estudiante capturaba poderosamente su atención—. ¡Gracias, huevona, por decirme que te viniera a recoger! —Una estúpida sonrisa se dibujó en su rostro.

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora