Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Parte 4] [CAPÍTULO FINAL]

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Nota de la autora

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Nota de la autora

Consejos antes de leer:

-Reitero lo de antes: No soltar spoilers en las redes sociales, por favor.

-Lean con calma todo. Cada escena, cada diálogo y cada descripción están puestas por algo.

-Luego de esto falta el epílogo de la primera parte de SyA. Si tienen dudas o preguntas, en el epílogo se responderán.

-Sí, parece ser que me encantan hacer mis capítulos finales muy románticos, dramáticos, y largos, pero es que son escenas memorables que creo que no entran en un solo capítulo. Lo mismo me pasó en MyA. Si se dan cuenta, soy muy fan de agarrar reconciliaciones, con fechas especiales como Año Nuevo, cumpleaños y Día del Maestro, para profundizar en el perdón y el amor en una pareja. Qué se yo, soy muy clásica xD 

En fin, sin más, los dejo con la lectura.

**********


Gotas de sudor bañaban la frente y el surco de los labios de la joven. El sonido del latido de su corazón era tan trepidante, que creyó que en ese instante iba a ensordecer.

Levantó la vista, temerosa, contemplándose en los ojos de Rodrigo. Quería encontrar si había algún atisbo de reproche en aquellos o quizá curiosidad por indagar en aquello que no debía haber soltado.

Cuando él ladeó su rostro, pensativo, y se le quedó observando con detenimiento, sintió que un gigantesco vació la envolvía. Los latidos de su corazón se dispararon a mil por hora. Tragó saliva con mucha dificultad y se dijo a sí misma que ya era hora de confesar la verdad.

‹‹Diez››.

‹‹Nueve››.

‹‹Ocho››.

‹‹Siete››.

‹‹Seis››.

‹‹Cinco››.

‹‹Cuatro››.

‹‹Tres››.

‹‹Dos››.

Antes de dar uno, sintió que su lengua se trababa. Su mente daba mil vueltas sobre sí. Sus piernas le flaqueaban tanto que necesitó encontrar apoyo. Levantó su brazo como pudo y se cogió del barandal de la cama como pudo.

El maestro, preocupado al verla así, de inmediato acortó la distancia que los separaba. La ayudó a sentarse en la cama al tiempo que le preguntaba qué le pasaba.

—Aira, ¿qué te ocurre? —seguía repitiendo sin parar—. ¿Te sentó algo mal que comimos? ¿Tienes la presión baja? ¿Por qué estás sudando frío? ¿Tienes fiebre? —Colocó su mano sobre su frente—. No, no tienes calentura. ¿Te sentó mal la bebida acaso? Ya decía que eres muy joven para andar bebiendo esas cosas.

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora