❧ 11. Letanías y Sincronías ☙

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El día de la tan esperada actuación por fin había llegado

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El día de la tan esperada actuación por fin había llegado.

Esa mañana se había suspendido las clases del colegio a partir de las diez de la mañana. Alumnos del nivel primaria, cuyo local se ubicaba en otro sitio, acudirían al colegio de Aira en donde se llevaría a cabo la actuación. Los del nivel secundaria se ubicaban en sus aulas, en plenas clases, esperando a que estas terminaran. Los del Quinto C estaban distraídos, más pendientes de que la señora Balarezo, la profesora de Economía, se fuera, para que de una vez comenzara el relajo; mas en el fondo se sentían ansiosos por ver si se harían con los puntos extras. Aunque nadie había sido testigo de las prácticas de marinera de Caballero y de Aira, igual habían hecho apuestas por ellos, en quienes depositaban una gran confianza.

‹‹Bueno, yo apuesto veinte lucas››.

‹‹Yo solo diez, sino me quedo sin mi menú de la tarde››.

‹‹¡Yo cincuenta! Seguro que la hacen linda››.

Aira, al escucharlos, sintió aprensión en su interior. La responsabilidad por saberse que estaban apostando por ella hizo que solo aumentara el nerviosismo que la acompañaba durante toda la mañana.

‹‹Va a salir todo bien, va a salir todo bien››, se decía al tiempo que veía cómo la señora Balarezo se iba del aula. Era el indicio de que el momento había llegado.

Muchos de sus compañeros empezaron a salir. A partir de esa hora podían hacer lo que quisieran, siempre y cuando no irrumpieran en el anfiteatro en donde se llevaría a cabo la actuación, la cual estaba pactada para iniciar a las 10:45 de la mañana. Todavía quedaban cuarenta y cinco minutos para descansar; en el caso de Aira era solo para esperar... a ver lo que saliera luego de varios días de intensa práctica.

Hasta el día anterior, los ensayos con Caballero habían ido bien. A pesar de la antipatía que le tenía, parecía ser que, por arte de magia, su compañero había sabido guardar ‹‹la distancia›› —como ella llamaba a su no insistencia con ella— luego del ‹‹café cargado›› que el profesor de danza les diera para que Aira entendiera, de una vez por todas, que debía obedecer a sus indicaciones.

‹‹Si quieres ganar, puedes hacerme caso. Si quieres perder, haz lo que te venga en gana, pero yo ahí ni al caso››, le había dicho el día posterior a cuando Rodrigo le había acompañado al paradero del bus.

‹‹¿Traficando rimas? El profe puede ser poeta››, pensó para luego sonreír, asentir y acatar obediente todas sus órdenes.

Pero, llegado a ese punto, en el que el señor Morales, al notar un nuevo cambio en la actitud de la joven, les había propuesto hacer unos ligeros cambios. Aira tragó saliva al imaginar cómo sería la reacción de todos los asistentes, Rodrigo incluido.

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora