Capítulo 19.- Negaciones y Dobles

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Con la ceja levantada y muy aturdido, Rodrigo no perdió tiempo

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Con la ceja levantada y muy aturdido, Rodrigo no perdió tiempo. En un segundo, se hallaba insistiendo a la joven para que se despertara.

—Aira, ¡tenemos que hablar! ¡Aira!

—Ay, ¿y ahora qué? —La joven se cubrió el rostro con el edredón.

—¡¿Me puedes decir que es esto?!

—¿Qué cosa? —preguntó, todavía somnolienta.

—Este wallpaper...

Ella se levantó de inmediato de la cama. Todo rastro de sueño había desaparecido en un santiamén.

—¿Quién es este bebé que está junto a mí en esta foto? Y ¿por qué...? ¿Por qué...? ¡¿Por qué se parece tanto a mí cuando yo era niño?! —dijo con el rostro totalmente desencajado.

Aira sintió que todo su cuerpo se estremecía.

—Somos muy parecidos, como si fuéramos hermanos o... —Pestañeó varias veces, incapaz de procesar lo que aquella foto le decía—. O... algo más... algo más... —Se rascó la cabeza, confundido—. ¡Por Dios! Parecemos dos gotas de agua y...

—Rodri, ¡escucha! ¡Yo te puedo explicar todo! —habló con desesperación mientras lo cogía de la mano.

Buscaba las palabras para informarle de aquel secreto, sin que sonase tan culpable como había sido, pero no podía. Por más que quisiera, la manera en lo explicase, las palabras que utilizase, el tono en el que le hablase, todo, no haría menguar en nada la magnitud del error de lo que había cometido al ocultarle la existencia de Marquitos. Sin embargo, no necesitó de seguir buscando; lo siguiente que le diría el joven, gracias a su Asperger y falta de malicia para deducir, le facilitaría a continuación.

—¿Dónde he visto esta cara antes? ¿Dónde? —Su rostro de confusión se acentuó todavía—. Tiene el pelo castaño claro, casi rubio tirando para rojo... —Frunció la frente.

—Rodri... Rodri...

Lo miraba con ojos implorantes, pero él no le hacía caso. Había ladeado la cabeza, para sus ojos viajar al pasado.

—Déjame explicarte, por favor... —añadió.

Se separó de él. Respiró profundo y suspiró fuerte. Estrujó sus manos. Quería reunir las fuerzas necesarias, no sabía de dónde, pero había decidido que iba a llegar el tan ansiado momento, por fin, y con ello, quizá el joven ya no iba a querer saber más de ella. 

De solo invadirla esta idea, aún a pesar de ser consciente de ello desde el comienzo de su reconciliación, su interior se revolvió más, obligando a que decenas de lágrimas pugnasen por salir de sus ojos. En un último esfuerzo, no supo cómo, no quiso dejarse ganar por llorar y dar la batalla por perdida.

Deseaba verse serena, demostrar frente a él entereza, decisión, pero sobre todo, madurez y calma para explicarle con detalle cómo se habían dado las cosas, aún cuando ella así no lo hubiera querido. Que él supiera, que él comprendiera, que a pesar de todo ello, Rodrigo aún la quisiera y a su lado todavía se mantuviera.

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora