Capítulo 6.- Encuentros y Estrategias

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‹‹Ay, ¡Dios mío! Aunque con él ya he hecho de todo, ahora verlo en la escuela después de eso, me pone nerviosa. ¿Por qué será?››.

Aira se encontraba en el patio de la escuela, luego de cruzar el gran portón de aquella. Estrujaba con nerviosismo sus dedos, mientras que con su vista buscaba a lo lejos, en el edificio de las oficinas de los profesores, por si se encontraba Rodrigo.

‹‹Ayer hablamos y parecía que estaba como siempre, exageradamente preocupado, pero lindo, tierno y amable como solo él puede ser. Pero una cosa es conversar por chat y otra volver a verlo a la cara luego de nuestra reconciliación››.

Cogió con ansiedad una de las colgantes de su mochila.

‹‹Dios, me siento como antes de nuestra primera cita››, se dijo mientras se sentaba en uno de los muritos, al lado de un pequeño jardín al sentir que sus piernas le temblaban.

En ese instante, mientras su vista seguía clavada en el edificio de profesores, alguien tocó su hombro y provocó que chillara de la sorpresa. Cuando volteó a ver quién la reclamaba, su semblante cambió de tenso al de fastidio.

—Ah, tú —dijo haciendo una mueca.

—Yo también me alegro de verte —añadió Caballero al tiempo que se sentaba a su lado—. Ya se te extrañaba; faltaste el día después de la actuación y no te enteraste de todo el revuelo que provocó nuestro beso.

—¿Perdón? —Lo miró con desprecio—. ¿Nuestro beso? ¡Fuiste tú quien me besó sin mi consentimiento!

—Pero igual fue nuestro beso...

Acercó su rostro hacia el de ella, provocando que la joven se alejara.

—Que encendió nuestra pasión y logró en el público nuestra devoción.

Ella arrugó la ceja con suspicacia.

—¿Ahora creas rimas?

—Tú me convertiste en poeta. —Hizo una mueca como si estuviera enamorado.

—De quinta categoría.

En ese instante, pestañeó al recordar a quién le había dedicado aquel apodo antes.

—Eres mi querida musa, Aida.

—¡Que me llamo Aira!

—Oh, mírenlos, la parejita del momento.

Al costado de ellos, pudo escuchar unas risas burlonas de un grupo de chicas.

—¡Que no somos pareja ni nada!

—Pero, Aida...

—¿Has visto? Pelean como una pareja de casados.

—¿Acaso no son tiernos?

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora