Capítulo 11.- Nadas y Distancias

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Nervios.

Ansiedad.

Pánico.

Rodrigo se escondió en el baño, dando un portazo, desesperado, para con ello tratar de menguar en algo ese sonido tan desesperante que se colaba por su piel y su alma.

Aira, a diferencia de él, se puso en posición fetal. En un extremo de la cama lloraba. Cubierta con las sábanas, se lamentaba... vacía y llena de nada.

Nervios.

Ansiedad.

Cuando el camión cisterna se fue, la calma en Rodrigo volvió, por fin. Pero no para ella.

Al salir del baño y ver el cuadro que tenía delante de sí, a una Aira llorando meditabunda, abandonada, pero sobre todo desahuciada, sin confianza, sin esperanza, sin valor para en un futuro confesarle sobre sobre su realidad —su paternidad— el corazón se le encogió, el amor por ella volvió, el Rodrigo de antes volvió. Tierno. Preocupado. Avergonzado.

—¿Por qué lloras?

No obtuvo respuesta.

—¿Te asusté? —preguntó al tiempo que se sentó a su lado. Pero no obtuvo respuesta.

La joven seguía llorando mientras él la miraba ansioso, sin saber qué hacer ni cómo responder. Sabía que algo andaba mal, las lágrimas cayendo eran un signo de ello... pero, no estaba ni cerca de saber del porqué de aquello.

—¡Aira, contéstame! —insistió—. ¿Por qué estás llorando?

Nada. No obtuvo respuesta. Y era que, en ese instante, Aira se había transformado en nada, a pesar de haberlo entregado todo.

—¿Qué te ha pasado? ¿Ha sido por lo de antes? ¿Se me pasó la mano mientras te hacía el amor? —gritó, desesperado—. Ya decía yo que no era buena idea experimentar otras maneras...

Movió la cabeza, incordiado.

—Ha sido por eso, ¿verdad?

La tomó de las manos con una y con la otra la obligó a levantar el mentón para observarlo.

—Dime, por favor, la verdad —suplicó buscando una respuesta en aquellos ojos vacíos. Mas... al pronunciar aquellas dos últimas palabras un sentimiento desapareció todos los demás, clavándose en la mente y corazón de la muchacha.

Pánico.

De pánico estaba compuesto el vacío que la envolvía de los pies a la cabeza.

‹‹¿La verdad? ¿Quieres que te cuente la verdad?››, pensó, desesperada.

—¿Quieres que te diga la verdad? —dijo, angustiada—. ¡¿Quieres que te diga de una puta vez la verdad, Rodri?!

El temblor en su voz hizo que sus alarmas en él se encendieran más.

Normalmente, ante una situación de ese tipo, como en el baño el día de su reconciliación, ella se privaba. Pero ahora, al observarla altanera, desafiante, intuyó que algo tampoco bien... y no se equivocaba.

—¡Solo quiero irme a mi casa! ¿Puedo? —preguntó, llorosa.

Él ensanchó los ojos.

—¿Ya? —Ella asintió. Él se levantó de la cama y caminó hacia una mesita metros más allá, buscando su teléfono—. Pero recién son las 6:30 pm. Quería pedir comida más tarde por delivery para cenar juntos antes de irte y...

Ella meneó la cabeza.

—Quiero irme ya.

—Pero, ¿por qué Aira? —La miró preocupado—. ¿Qué pasó? ¿Qué hice mal? Dímelo y...

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Where stories live. Discover now