"Tu magia"

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- Melisa, no has comido nada desde que llegaste. Ana me dijo que le hablaste mal y tu mamá esta preocupada. Estas aquí por tu bien, no queremos molestarte y tampoco entrometernos en tu educación, pero tanto la directora como yo, creemos que tendrás una mejor recuperación aquí, en tu casa.

Diana hablaba seria, pero con calma y con la dulzura que solo una madre podía brindar. Deslizaba sus dedos entre los cabellos de su hija menor, intentando que esta cambiara su semblante de enojo y molestia que traía hace ya un día.

Desde su accidente, la familia Cavendish la había traído a la mansión, donde Melisa tendría una mejor atención que en la academia. Ademas de que así, su madre podría estar mas tranquila, cuidar de ella y de su embarazo, que ya estaba a solo semanas de culminar.

La brujita peliazul bufo, cansada, enojada y molesta, aunque sabia que su estado en verdad no era por su salud, si no por algo mas emocional y que en verdad, dudaba si podía contárselo a su madre.

- Si necesitas algo solo debes decírmelo.- Volvió a hablar Diana abandonando la cama de su pequeña.- Le diré a Ana que te traiga algo para beber.- Completo tomando distancia de la cama.

- Ma... Mamá.- Hablo entre nervios la brujita de pelo azul volteándose para mirarla.- Lo siento.

Diana sonrió, volviendo a acercarse a su hija menor, rodeándola en sus brazos de la forma que podía, brindándole todo el cariño que tenia.

- Entiendo que estés molesta por tu accidente, pero son cosas que le pueden suceder a cualquiera. Tu madre vivía de accidente en accidente, y mirala ahora, una gran bruja.- Comento dulcemente.

- Mamá...

- Si.

- ¿Pu-Puedo contarte algo?.- Pregunto con un nerviosismo impropio de ella, haciendo que su madre la mire con una enorme sorpresa.

- Claro que puedes cariño. ¿Que sucede?.

Melisa suspiro con fuerza, mientras se sentaba en su cama, acomodando su brazo enyesado sobre sus piernas.

- Bu-Bueno mamá... Es... M-Me da algo de vergüenza...- Tartamudeo sin cesar mientras su rostro se teñía de rojo.

- Melisa, cariño, respira y cuéntamelo tranquila, yo te escuchare.

- Bueno.- Volvió a comenzar la brujita soltando otro suspiro.- VIOLETTEMEDIJOQUEAUNMEAMAYYOLEDIJEQUETAMBIENLAAMABAPEROELLANOQUIEREESTARCONMIGOYNOQUIERESABERNADADEMIMEGRITOMEABOFETEOYSEFUELLORANDODESPUESDEESOYYONOPUDEHACERNADAPORQUENOPODIAMOVERMEYLUEGOTUMETRAJISTEAQUIYNOSEQUEHACER.

Diana la observo en silencio, procesando en su mente todo lo que la joven le acabada de confesar.

- ¿Ha-Hable de-demasiado rápido?.- Pregunto roja Melisa.

- Oh no, no, estoy acostumbrada... Tu mamá es... igual.- Poso su mano en la cabeza de su hija.- ¿Estaban saliendo?.- La brujita asintió.- Ya veo... ¿Puedo saber porque se pelearon?.

- Yo... Yo le dije que su familia no me aceptaría y que no quería hacerla sufrir.- Diana volvió a verla con sorpresa.- Bueno, eso me dijo ella, en verdad no recuerdo que paso.

- ¿Como que no recuerdas que paso?.

Melisa trago saliva con fuerza, había hablado de mas, no debía contar el porque no recordaba nada de los sucesos que acontecieron.

- Yo... E-Eramos pequeñas... En... En verdad no lo recuerdo.

Diana puso mano en su mentón, mientras pensaba las palabras adecuadas con las cuales expresarse para su hija.

- Bueno, es verdad que la familia Hanbridge siempre tuvo cierto pavor por las brujas y seres mágicos.- Melisa hizo una mueca de molestia.- Pero Andrew no es como su padre, el sabe y entiende que la magia y las brujas ayudan a mejorar el mundo en el cual vivimos. Hemos hechos muchos avances juntos, en medicina, en tecnología, incluso en la educación. Creo que si en verdad la amas debes de luchar por estar con ella. ¿No lo crees?.

- Pero... ¿Y si en verdad no quiere estar conmigo? ¿Si me odia?.

- Si te dijo que te amaba, no creo que te odie.

- Pero me lo dijo porque pensó que yo estaba dormida, tal vez no lo quiso decir en verdad, solo fue por el momento.

- Yo creo que te ama, nadie te dice que te ama si en verdad no lo siente.

- ¿Te crees mamá?.

- Estoy segura mi cielo.

Melisa sonrió con fuerza mientras hizo el intento de abrazar a su madre, pero al mover bruscamente su brazo dio un brinco de dolor.

- Debes quedarte quieta.- Le reprocho Diana sonriendo.- Ahora preocupate por mejorar, por recuperarte. Cuando vuelvas a la academia podrás arreglar las cosas con Violette.

- ¿No te molesta?.- Diana arqueo una ceja sin comprenderla.- ¿T-Te molesta que me guste Violette? ¿U-Una chica?.

- Claro que no, eres libre de amar a quien quieras. Ademas, no seria correcto negarte que ames a una mujer siendo yo quien forma una familia con una.- Diana volvió a sonreír, contagiando a su hija.- Ahora descansa. Te aseguro que todo saldrá bien.- Finalizo la mayor volviendo a ponerse de pie y tomando distancia de la cama.

- Gracias mamá.

Diana asintió cerrando la puerta a sus espaldas y abandonando la habitacion de Melisa. Estaba feliz, por primera vez en mucho tiempo, su hija se había abierto con ella sobre sus sentimientos, haciéndola muy pero muy feliz.

Llevo su mano a su vientre mientras caminaba por el pasillo, acariciando su panza.

Unos pasos apresurados la alertaron, viendo con alegría a la mujer que avanzaba hacia ella.

- ¡Diana! ¡Diana!.

- ¡Akko! Sabes que no debes correr por los pasillos, podrías caerte.

La castaña la abrazo con fuerza y la beso como si no la hubiera visto en meses.

- No me sermonees, te extrañe mucho.- Agrego haciendo un puchero mientras se separaba.

- Pero si solo fueron dos días.

- Pero no puedo pasar ni hora una lejos tuyo sin extrañarte.- Contesto melosa, dándole besos en los cachetes.

- Akko, Anna y los sirvientes podrían vernos.

- Solo estoy besando a mi esposa, no tiene nada de malo.

Diana suspiro, no había remedio, no podía cambiar la forma de actuar de su amada esposa japonesa.

- ¿Como esta Melisa? ¿Se lastimo mucho?.

- Ella esta bien, esta en su cuarto. Si vas a verla, no la molestes, necesita descansar.

- ¿Molestarla? ¡Soy la madre! Nunca haría eso, ademas tengo algo que le va a gustar.- Tomo un sobre que traía entre sus prendas.

- ¿Que es eso?.- Pregunto con suma curiosidad la rubia.

- Encontré al mensajero de Andrew en la entrada, nos trajo esto.

Diana tomo el sobre. Lo abrió con cuidado y tomo el delicado papel que se encontraba dentro.
Su rostro paso de estar alegre y feliz, a uno asustado y preocupado en un instante.

- ¿No es maravilloso? ¡En tres meses sera el compromiso de Violette! ¡Habrá mucha comida, bailes, risas! Melisa estará contenta de saber que su amiga ya tiene novio.

El primer pasoWhere stories live. Discover now