"Un lugar de paso"

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La brisa fresca recorría todo su cuerpo, haciendo leves caricias, delicadas, como si el viento tuviera mucho cuidado al rozarla.

Se sentía bien, estaba cálido, como si fuera un día de primavera en el campo, como cuando salia de paseo con sus madre en los campos de la mansión.

Era demasiado lindo, demasiado bueno ¿Era real?.

La pregunta la saco de su trance al instante, comenzando a abrir los ojos lentamente, la luz en el lugar era demasiado fuerte, demasiado brillante o quizás ella había estado con sus ojos cerrados por tanto tiempo que la mas mínima partícula de luz la molestaba.

Parpadeo varias veces, hasta que al fin sus ojos pudieron distinguir algunas sombras a su alrededor, poco a poco una silueta fue tomando forma frente a ella a la vez que se daba cuenta que algo acariciaba su cabello.

- ¡Al fin despiertas! ¿Estas bien?.

La voz masculina retumbo en su cabeza, nunca la había escuchado, no era para nada familiar, pero aun así, se sentía tranquila, como si de alguna forma la conociera.

- ¿Puedes escucharme? ¿Estas bien?.- La voz insistió nuevamente, a medida que su imagen se hacia mas nítida y clara en los ojos de la brujita.

Melisa estaba recostada, en una especie de banco de madera, similar al de las plazas de su ciudad. A su alrededor un extenso campo verde, cubierto con flores de decenas de colores se extendía hasta donde su vista llegaba.

El joven estaba sentado junto a ella, con una mano recostada en el banco y con la otra jugando con el cabello de la brujita.

- Parecías tener una pesadilla, pero mi madre me enseño una técnica para calmar esos malos sueños.- Comento el joven con una sonrisa, que a Melisa le pareció demasiado conocida.- Me llamo Alexander, Alexander Cavendish, pero puedes llamarme Alex si deseas.

Melisa se incorporo de inmediato, asustada ante las palabras del muchacho. En una rápida acción movió sus manos, levantando al joven con su magia y poniéndolo de cabeza.

- ¿¡A-A que estas jugando!? ¿¡Quieres hacerte el gracioso conmigo!?.- Pregunto molesta la brujita ante la sorpresa del joven.

- Te-Tengo varios chistes si quieres escucharlos.- Contesto lleno de nervios, viendo como la brujita parecía molestarse mas.- Tra-Tranquila, no me propase contigo, solo acaricie tu cabello... Eso no es tan malo... A... A demás gracias a eso te calmaste.

- ¡No hablo de eso!.- Lo silencio la brujita comenzando a dar vueltas al rededor del joven.- ¡No puedes ser un Cavendish, yo soy una Cavendish!.

- ¡Je! No te mentiría y menos ahora que se que tienes unas "cualidades muy particulares" para la magia.

- ¡Mientes! ¡Debes de ser un cómplice de esa bruja loca!.- Melisa volvió a voltear su mano preocupando a Alex.

- ¡Espera! ¡Espera!.- Grito una voz femenina acercándose a ellos.

- ¡Alessa! ¡Alessa! No sabes cuanto me alegra verte.- Hablo con lagrimas en los ojos el muchacho.

- Si, si, si, es muy creíble eso Alex.- Contesto rodando los ojos, para luego mirar a Melisa.- No se que te haya hecho el tonto de mi hermano y aunque me encantaría ver que le harías, debo pedirte que lo bajes, por favor.

- Eres idéntica a mi.- Susurro Melisa boquiabierta.

- ¿Eh? No se parecen en nada, ella es el estereotipo de Cavendish por excelencia, pelo lechugoso, cara seria y rasgos de amargada, aunque sus ojos no seas claros. Tu en cambio, eres hermosa, con el pelo azul y ondulado, casi como un ángel.

El primer pasoWhere stories live. Discover now