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Darla no volvió hasta que ya era bastante tarde y no dijo nada, pero parecía un poco más agitada que las veces anteriores

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Darla no volvió hasta que ya era bastante tarde y no dijo nada, pero parecía un poco más agitada que las veces anteriores. Sin embargo, a pesar de su mal humor se las arregló para sacarle con lujo de detalles todo lo que había pasado en su ausencia.

—Un Mr. Wonderful siguiéndote mientras no estoy y Sunshine Dickens tratando de aprovecharse de ti —ella se acarició la barbilla con aire exagerado—. Vaya tardecita que has tenido ¿Aún no estás convencido de que Sunshine es la sanguijuela? —ella negó con la cabeza—. Me decepcionas Archie.

—Deja ese tema en paz, si fuera cierto sería cómo entrar en una película de terror verdadera —gruñó fingiendo que tenía un escalofrío. Luego la miró con gesto de reproche—. Además ¿Qué es eso de Mr. Wonderful? —preguntó levantando una ceja—. No es gracioso eso de ponerle apodos a los muertos.

—Vamos, no seas exagerado —dijo la chica con una sonrisa en los labios—. Ya es una película de terror, es mala y hay muchos muertos y una rubia loca. Sobre el fantasma —ella negó con la cabeza adoptando una expresión sabionda—. Es más grosero que lo llames con artículos, así al menos fingimos que es amistoso.

—No quiero fingir nada, no confío en los muertos, por regla general siempre espero lo peor de ellos —replicó negando con la cabeza—. Quizás no todos los fantasmas sean malos, hay algunos cómo Ramsey, pero es mejor no caminar hacia un abismo sin una cuerda de seguridad —Archibald suspiró—. Nada de apodos para fantasmas desconocidos.

Darla lo miró durante un instante en el que permaneció en silencio. Dentro de su cabeza el argumento de Archibald le pareció válido, pero estaba en contra de sus principios.

—Seguiré llamándolo cómo me plazca —respondió—. Pensaré en ello cómo un pedazo de carne para distraer a la hiena cuando trate de atacarme —ella le sonrió con una mueca traviesa, al tiempo que sus miradas se enfrentaron, luchando por tener la razón.

Finalmente, Archibald soltó un suspiro.

—Está bien, haz lo que quieras, yo haré lo que yo quiera, así que no discutamos por tonterías —murmuró tirándose en la cama para mirar el techo con fijeza.

Darla estuvo a punto de decirle que ella no estaba discutiendo, pero cuando estuvo a punto de abrir la boca se dio cuenta que su comentario seguramente se escucharía demasiado infantil y además, como una provocación.

—Vale, mejor hablemos de lo que me ha pasado hace una hora —comentó tomando aire y sin esperar que Archibald le prestase atención, ella sabía que sus palabras eran suficientes para atraparlo eventualmente—. Hoy sufrí otra desaparición y cuando volví estaba en el hospital —Darla frunció el ceño pareciendo confundida—. ¿Sabes que me encontré cuando llegué allá? —preguntó intensificando su expresión.

—¿A ti? ¿A tus padres? —respondió tratando de adivinar sin mucho ánimo. Darla negó con la cabeza.

—Con un compañero de cuarto —ella soltó un suspiro, recordando la escena mientras recargaba su rostro en una de sus manos—. No ha pasado mucho tiempo, pero ya hay un niño durmiendo a mi lado y no tengo idea de porqué —Aquello parecía intrigarla y asustarla al mismo tiempo.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)On viuen les histories. Descobreix ara