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No tuvo tiempo de reflexionarlo, en cuando escuchó aquellos gritos Archie se levantó de su sitio y corrió hacia los dormitorios de las chicas, tomando un atajo en uno de los pasillos abandonados

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No tuvo tiempo de reflexionarlo, en cuando escuchó aquellos gritos Archie se levantó de su sitio y corrió hacia los dormitorios de las chicas, tomando un atajo en uno de los pasillos abandonados. De inmediato la imagen de Irene había aparecido en su cabeza, un miedo atroz disparó una inyección de adrenalina en su sistema. La enfermera no había atendido su herida, quizás pensó que la sangre no era suya, tal vez fue porque él mismo no mencionó el asunto, pero daba igual, de todas formas, no le dolía, él sólo podía pensar en Irene.

Cuando estaba dando la vuelta en una esquina, chocó con una chica a la que casi lanzó al suelo. Él estuvo a punto de marcharse sin disculparse, cuando se encontró de frente con el rostro de Kim Chae Ri, cuyo semblante dejaba claro que no tenía idea del caos que se había desatado en la escuela, ella incluso estaba sosteniendo sus libros contra su pecho cómo si fueran lo más importante del mundo.

—¡Chae! —exclamó—. ¿Has visto a Irene? —preguntó, recordando que ambas eran vecinas de habitación.

Ella se quedó en silencio un segundo, como si no entendiese el punto de la pregunta, hasta que Archie la sacudió y la cuestionó una vez más, sólo entonces respondió.

—Hace cómo media hora la vi yendo hacia las habitaciones—dijo.

Archibald no habló más, sólo siguió corriendo ante la atenta mirada de la chica.

La desesperación le hizo esforzarse hasta que le dolieron los músculos de las piernas, estaba por llegar cuando tuvo que detenerse para vomitar. Un líquido negro, cómo petróleo salió de su estómago, parecía que estaba dispuesto a devolver los intestinos ahí mismo, sin embargo, su desesperación fue tal que no pensó en nada más, ni se molestó en prestar atención al leve crujido que sonó por los pasillos. En cuanto pudo enderezarse siguió corriendo.

Al llegar a los dormitorios de las chicas ya había un montón de alumnos ahí, probablemente eran los que ya estaban cerca del sitio cuando alguien encontró el cuerpo. Un par de profesores estaban conteniendo al grupo, entre ellos estaba el subdirector, que prácticamente lo echó del sitio cuando le preguntó lo que había pasado.

—¿Está Irene ahí adentro? —interrogó sin rendirse, pero el hombre no cedió, empujándolo hacia atrás, pareciendo los suficientemente nervioso cómo para no notar la sangre en la camisa de Archibald y su cara desprovista de color.

Un grupo de paramédicos entró al lugar con una camilla, pareciendo almas que llevaba el diablo. Algo malo había ocurrido y la presencia del personal médico agitó a la multitud de alumnos alrededor.

Durante minutos que parecieron horas, los paramédicos permanecieron dentro y cuando salieron llevaban a alguien en la camilla. Archibald sintió que se mareaba cuando vio la expresión del subdirector al recibir el diagnóstico en voz baja de parte del responsable de aquel grupo, sin embargo, lo que realmente le afectó fue cuando notó a la persona en la camilla, cubierta hasta la cabeza por una sábana blanca. Sólo había una razón para que hicieran eso, todos los alumnos se dieron cuenta, así que el lugar se llenó de un silencio mortal.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Where stories live. Discover now