(LGBT+) Archibald puede ver fantasmas.
Darla es algo muy parecido a uno.
Un espíritu no puede conservar su lugar en el mundo, sin embargo, Darla piensa que con ayuda de Archie podrá cumplir al menos un último deseo.
Peligrosos eventos envolverán a l...
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—¿Yo? —Archie parpadeó, mientras su cabeza manifestaba recuerdos que hubiera preferido enterrar. En ellos estaba Darla, tirada a campo abierto, con una herida grave y rodeada de símbolos extraños. Él había interrumpido lo que sea que estuviesen a punto de hacerle a la chica, aquello era apenas una suposición, pero tenía sentido ¿O no? No recordaba haber visto a nadie cuando llegó, ni sombras ocultándose entre los árboles o pistas que cobraban sentido de repente.
—Así es, la salvaste de la muerte inmediata y ahora que esta persona, esta... —Hizo una pausa buscando un terminó adecuado—. Sanguijuela, no tiene de donde alimentarse, buscará más víctimas entre el alumnado —Lockster negó con la cabeza—. Ella ya ha comenzado, ahora que Darla no está la sanguijuela ha cobrado fuerza, está tomando todo lo que era de ella, quiere suplantarla, pero necesita completar el ritual para que su posición sea permanente. La sanguijuela es peligrosa no sólo porque es capaz de lastimar sin remordimiento, sino también porque luce muy inocente, inofensiva —él levantó la mirada—. Ella seguirá trayendo problemas y créanme, ustedes estarán involucrados en ellos, los fantasmas de la escuela se han vuelto más poderosos gracias a ella, pero están asustados, porque ellos también serán alimento en algún punto. La sanguijuela ha conseguido poder despertando algo poderoso y maligno, incluso ella podría ser engullida al final —Lockster frunció el ceño mientras pronunciaba aquellas palabras, el conocimiento estaba llegando a él a través de la lectura, pero mentiría si dijera que no le sorprendía que todo aquello estuviera pasando a menos de una hora de su casa.
—Los fantasmas... —murmuró Archie—. Por eso han estado actuando extraño y se mueven de lugar —él apretó los labios un momento antes de hablar—. Están escondiéndose.
—Con razón la escuela se ha puesto tan aterradora últimamente —Darla se abrazó a si misma, estaba segura de que si hubiese tenido un cuerpo humano, de carne y hueso, estaría teniendo un escalofrío en ese instante.
—Y se pondrá peor —continuó el hombre, mientras el humo tomaba nuevas formas—. Tu vida sigue siendo drenada poco a poco, porque el ritual fue puesto en funcionamiento, pero no es tan rápido como ella necesita. Sin embargo, eventualmente morirás, si no la detienen antes de que complete su cometido morirás tú, alguna otra chica inocente y luego —la mirada de Lockster se centró en Archie—. Ella acabará también con el objeto de su deseo.
Los tres se quedaron en silencio durante un momento hasta que Archie fue capaz de reaccionar.
—¿Que? ¿Por qué me miras? —preguntó, retorciéndose en su sitio.
—Bueno —él se encogió de hombros—. La sanguijuela es cuidadosa, no puedo verla con claridad ni tampoco decirles quién es porque se presenta borrosa, pero no es la única que ha habido en la historia de la humanidad, ni siquiera es la única en la historia de la escuela y todas tienen algo en común. Son criaturas de ego frágil, envidian y odian con facilidad, esta sanguijuela probablemente deseaba ser Darla desde hace tiempo y gracias a ello fue tentada, pero al principio no era capaz de aceptar sus deseos. Hubo algo que lo desencadenó, ella sintió que su anhelo estaba a punto de ser robado por aquella a quien tanto envidiaba y no pudo soportarlo, así fue cómo inicio el ritual —él señaló a Archie—. Eso me lleva a ti, eso sí que puedo verlo con claridad, ella te deseaba con fuerza y por alguna razón pensó que Darla iba por ti así que decidió deshacerse de la competencia —él sonrió irónico—. Es como un animal, ella está defendiendo lo que considera suyo.
