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—Sabe que puede meterse en problemas si sigue cometiendo actos imprudentes ¿Cierto? —el director frunció el ceño, mirando a Archie con expresión severa

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—Sabe que puede meterse en problemas si sigue cometiendo actos imprudentes ¿Cierto? —el director frunció el ceño, mirando a Archie con expresión severa.

—Lo siento —se disculpó—. Sólo intentaba ayudar —Aunque estaba disculpándose, su voz no sonaba para nada apenada. Archie estaba demasiado cansado como para lidiar con un trabajador molesto. En esos momentos lo único que quería hacer era ir a la cama y dormir hasta el día siguiente.

—¿Destrozando el mobiliario de la escuela? Tenemos reportes de gente que te vio en la biblioteca haciendo añicos una silla —Él hombre le miró levantando una ceja y moviendo el pie derecho con impaciencia. Era tarde, de hecho todos estaban cansados—. Mira, eres un buen alumno, de los mejores y agradezco que ayudes a los estudiantes en problemas, pero no puedo dejar pasar una falta cómo esta, ya van muchas quejas en tu contra y me parece que están sobrepasando el límite de lo que las reglas de la escuela pueden soportar —Se explicó el hombre en un tono demasiado ambiguo. 

Archie sabía que el Director Meyers lo odiaba y no se había desecho de él porque no quería hacer enojar a su padre, así que a pesar de todo, no se creyó e ningún momento que de verdad estuviese considerando la idea de expulsarlo. La parte mala era que el hombre tenía el poder de hacerle pasar un mal rato.

—Lo siento —suspiró, bajando la cabeza, esta vez actuando un poco mejor, tratando de poner la cara de arrepentimiento que mejor le salía.

Archie nunca se equivocaba, en St. Rudolph no había nada que pudieses hacer sin que todo el mundo terminara enterándose, sin embargo, la curiosidad lo mataba ¿Quién habría sido el soplón? ¿Lo habrían visto gritar y hablar solo en la biblioteca? La sola idea lo puso nervioso.

—Cada día los chismes corren más rápido —resoplo Darla, quien se encontraba sentada en el reposabrazos del sillón donde estaba Archie, utilizando las piernas del chico para recargar los pies—. Anda, invéntale algo, dile que la silla ya estaba así cuando llegaste, niega todos los cargos —Ella se inclinó un poco, pasando la mano por el cabello de Archie, consiguiendo que este revoloteara de manera curiosa. Aquello llamó la atención de la doctora Irina, quien se encontraba en silencio, al fondo de la enfermería y frunciendo el ceño se asomó por la ventana para ver si estaba corriendo el aire.

—Tus disculpas no son suficientes, necesitamos ver acciones, necesitamos ver que quieres mejorar. Yo sé que has tenido malas experiencias en esta escuela, pero tienes que aprender a comportarte, te hemos tenido mucha paciencia porque sabemos que tienes problemas, pero no podemos seguirte consintiendo —El director sonaba muy enojado, lo miraba a través de sus gafas con una expresión severa. Archie no supo que decir, lo único que podía pensar en ese momento era preguntarse porqué Mr. Meyers estaba hablando en plural.

—¿Está hablando de mí? —espetó Darla, cruzándose de brazos—. Así que soy la causa de tu comportamiento —Sonó tan ofendida que a Archie le pareció gracioso, sin embargo, esta vez no dejó que ningún sentimiento se escapara en su expresión. Él siguió mirando al suelo,  fingiendo que era un dulce corderito que había dado un mal paso. No podría importarle menos si el hombre lo odiaba, pero no quería causarle problemas a su mamá.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Where stories live. Discover now