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 Las voces del patio llamaron la atención de Archie, la gente se levantó de repente, corriendo de un lado a otro, había un par de personas gritando, presas del pánico

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 Las voces del patio llamaron la atención de Archie, la gente se levantó de repente, corriendo de un lado a otro, había un par de personas gritando, presas del pánico.

—¡Se está incendiando el gimnasio! —exclamó una chica—. ¡Se incendia!

El grito fue una especie de canto de hamelín, porque de inmediato todo el mundo comenzó a correr una sola dirección, como si el peligro los atrajera de forma irremediable. IArchibald se levantó cómo un resorte al escuchar aquello, al tiempo que una extraña presión en la garganta le impedía decir cualquier cosa, incluso la exclamación de sorpresa se quedó atorada dentro.

Siguiendo a la multitud intentó correr hacia el sitio donde se originaba el incendio, pero cuando comenzó a internarse en los pasillos un temblor repentino lo obligó a aminorar el paso, las piernas dejaron de responderle con presición, su corazón estaba latiendo cómo loco, acelerándose con cada centímetro que avanzaban.

Estaba asustado, no, incluso más que eso, un pánico que nunca sintió antes lo hizo tropezar, pero la gente a su alrededor no se detuvo. Tuvieron que pasar algunos segundos que se sintieron como horas antes de que consiguiera ponerse en pie nuevamente, sin embargo, cuando lo hizo alguien le estampó contra la pared, para después empujarle dentro de una bodega de utensilios.

—¿A dónde vas perdedor? —la inconfundible voz de Marshall Dallas consiguió que a Archie se le helara la sangre.

Sin que pudiera hacer nada para remediarlo fue empujado dentro de una de las bodegas del servicio, donde se guardaban los utensilios de limpieza. La habitación era relativamente pequeña, de apenas tres metros cuadrados y llena de cosas en las esquinas que impedían que pudiera alejarse demasiado de Dallas. Desde ahí también podía ver las figuras de las personas pasando rápidamente a través de la ventanilla de vidrio semi-polarizado. Estaba encerrado, acorralado por un tipo que lo odiaba y tenía muy pocos escrúpulos, de inmediato supo que no saldría ileso de aquello. Si Archie hubiese tenido a su disposición el poder de Sunshine habría podido ver un velo tan espeso que cubría por completo el rostro del chico. Era cómo estar con la cabeza en una guillotina sin saberlo.

—Dallas —dijo mirando alrededor, alejándose un poco para mantenerse a salvo—. ¿Qué estás haciendo? —preguntó, tratando de no sonar asustado.

El chico sonrió, una fila de blancos dientes quedó al descubierto, su expresión parecía extrañamente relajada.

—Por fin ajustaremos cuentas Noble —murmuró, metiendo las manos en la chaqueta y sacando un objeto metálico que casi resplandeció a pesar de la pocs iluminación.

—¿Que dem...? —su voz se vio interrumpida por la sorpresa. El brillo de la hoja de una navaja atrajo su atención, el arma tenía un reflejo frío y atemorizante.

—¿Creíste que podrías quitarme a mi chica e irte tan campante? Tienes que aprender que en esta escuela hay una jerarquía Noble y hay gente a la que no puedes tocar —su voz sonaba una nota más suave de lo habitual. Debajo de sus ojos había unas profundas ojeras y sus pupilas parecían opacas.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Where stories live. Discover now