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Archibald no se dio cuenta en qué momento perdió a Mercy, pero de repente se encontraba corriendo solo en la arboleda

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Archibald no se dio cuenta en qué momento perdió a Mercy, pero de repente se encontraba corriendo solo en la arboleda. Tuvo que detenerse unos segundos, observando a los alrededores sin saber que más hacer cuando escuchó el grito de Darla a lo lejos.

—¡Mierda! —Rogando porque Mercy fuera lo suficientemente capaz como para cuidarse solo retomó la carreta hacia lo que seguramente sería un gran desastre.

Delante de él Sunshine estaba intentando avanzar lo más rápido que podía con sus piernas cortas y luchando contra la espesura de la naturaleza. Archie era muy atlético, por lo que la dejó relativamente atrás enseguida, los años huyendo de los matones y entrenado para carreras de relevos lo habían vuelto bastante rápido. En ese momento agradecía las tardes que pasó corriendo de un lado a otro antes de que el incidente con Darla le impidiera realizar incluso las clases normales con normalidad.

—¡Darla! —La llamó a pesar de que quizás no era la mejor idea. Mientras avanzaba le dio la sensación de que estaba a punto de descubrir una escena aterradora. La ansiedad apretando su estómago lo mantuvo alerta, por lo que cuando el rostro de Darla surgió de entre los arbustos, casi se va de espaldas.

—¡Corre! —La chica no se detuvo a hablar con él, simplemente soltó la orden y se marchó sin voltear atrás. Archie se quedó un instante sin palabras, hasta que la una risa haciendo eco entre los árboles le dio la señal para emprender la retirada.

A pesar de que había corrido sin detenerse, no tuvo reparo regresar sobre sus pasos cuando la presión aumentó en el ambiente. El grito desgarrador y agonizante de una mujer clamaba por ayuda, pero si Darla estaba huyendo entonces se trataba de un fantasma peligroso que intentaba tenderles una trampa. Las ánimas solían ser engañosas, por lo que a pesar de si mismo, decidió que escapar era la mejor opción.

Tratando de alcanzar a Darla y de esquivar el inminente peligro, Archibald hizo todo lo que pudo para ir más rápido, sin embargo, un hormigueo en su espalda le dijo que estaba a punto de ser alcanzado.

—¿Por qué tanta prisa Noble? —No fue dificil reconocerla, el tono que Alice Weber usaba al hablar era muy característico, lo reconoció enseguida a pesar sólo haber cruzado palabras con ella una vez. Era dulzón, podía sentirlo resbalando por su piel, sus palabras sonaban pegajosas y no era difícil darse cuenta que escondían algo detrás de su aparente calidez. "Es ella" pensó "Es ella quien aterrorizó a Darla"

Sin embargo, su instinto refutó aquella aseveración de inmediato.

No era solamente ella, no necesitaba voltear para darse cuenta de que había algo más, algo poderoso y oscuro clamando por tomar un bocado de él.

Archibald comenzó a desesperarse, sobre todo cuando vio a Sunshine Dickens, sosteniéndose de sus rodillas y tratando de recuperar el aliento.

"Maldición"

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt