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Una mar de manos, ojos y expresiones inquietantes se concentraron en ellos

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Una mar de manos, ojos y expresiones inquietantes se concentraron en ellos. Archibald tardó más de lo que le hubiese gustado en darse cuenta que toda aquella atención era para una sola persona: Lee Chae Ri.

—Joder.

Archie retrocedió un paso, luego dos. Sunshine apretó los labios y Darla se quedó flotando detrás del grupo, sin atreverse a parpadear por la anticipación. Desde siempre aquellos fantasmas habían pasado el tiempo en esa aula, permaneciendo en un silencio pacífico e inquietante, sin embargo, la sanguijuela llegó para desequilibrarlo todo y transformó una presencia tranquila en una horda en espíritus peligroso y mortales.

Como si estuviese atraída por la flauta de Hamelín, Chae Ri dio un paso adelante, transformándose de golpe en un fantasma gris y sombrío. A pesar de que desde su posición ellos solo podían ver la espalda de la chica, un cambio tan radical saltaba a la vista. Ella ya no era la misma, ahora exudaba peligro a cada paso que daba.

—¿Chae? —preguntó Sunshine, quien también se había dado cuenta de los cambios en la chica, pero guardaba la esperanza de que aquello fuese solo su imaginación.

Sin embargo, no lo era, porque Chae Ri dio otro paso a la horda, sin dar señas de estarlos escuchando. Era obvio que en menos de un segundo la habían perdido. Aun así, siguieron llamándola.

—¡Chae! —Archibald avanzó hasta tomarla del brazo, tratando de hacerla reaccionar, obligándola a girarse. Cuando sus rostros se encararon el muchacho se quedó pasmado. La piel de la joven estaba gris, había venas negras marcadas en el cutis que unas horas atrás había sido perfecto, mientras que sus ojos seguían perdidos en la nada. Había una negrura en sus pupilas tan devastadora que casi hizo que se mareara.

Al principio él tuvo la tentación de soltarla, pero no se atrevió a hacerlo.

—Chae Ri, escúchame —espetó, tratando de traerla de regreso a su lado, sin obtener resultados favorables.

Un fuerte dolor, parecido a una descarga eléctrica lo obligó a soltar a la chica. Cuando se miró la mano notó, para su consternación, que estaba roja, cómo si se hubiese quemado.

Delante de él Chae Ri comenzó a mover la boca, produciendo un sonido parecido al de las abejas cuando estaban juntas.

Por un momento creyó que estaba escuchando mal, pero el sonido comenzó a hacerse más fuerte. Archibald se dio cuenta que la multitud de alumnos muertos parecía haberse sincronizado con la chica y poco a poco levantaban el tono hasta que el ruido se volvió insoportable.

—¿Qué demonios? —Archie se llevó las manos a los oídos, tratando de bloquear el ruido, pero imposibilitado para hacerlo de manera correcta por culpa del dolor en su palma.

—¡Chae! —Darla insistió en llamar a la chica, sin embargo, ella ya estaba perdida y sin siquiera inmutarse, comenzó a andar hasta unirse al resto. Cuando por fin estuvo con ellos, fue como si volviera a donde pertenecía. Ella terminó el cuadro que no sabían que estaba incompleto.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ