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 —Mercy, perdóname, pero eso es un gato —dijo Darla, dudando por primera vez de su decisión de incluirlo en el grupo

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 —Mercy, perdóname, pero eso es un gato —dijo Darla, dudando por primera vez de su decisión de incluirlo en el grupo.

—Ok, creo que yo me voy de aquí —Agregó Sunshine, retrocediendo dos pasos.

—No es sólo un gato —masculló Archibald abriendo los ojos de par en par—. Es el señor bigotes y es mío —agregó, frunciendo el ceño ¿Cómo había metido Mercy al animal en la escuela sin que se le escapara?

Podía ser que aquel chico estuviese un poco lunático, pero al menos había conseguido no perder al gato en toda la zona boscosa que conformaba el jardín trasero de la escuela, eso significaba algo ¿O no?

—¿Es tuyo? —preguntó Mercy, sosteniendo al animal en sus brazos. La vista no era para nada alentadora, parecía que el joven, que en un principio parecía un gurú de lo sobrenatural, había perdido un tornillo en el camino.

—Técnicamente el señor bigotes no tiene dueño —comentó Darla, dedicándole una sonrisa nerviosa al muchacho. No estaba segura de sí Mercy estaba ejecutando una rutina cómica o realmente pensaba que podía hablar con el gato.

—Bien, no importa —espetó el chico—. Dime Mark ¿Que deberíamos hacer ahora? —Mercy se acercó la cabecita de animal al oído y después de un rato asintió con expresión decidida—. Bien —dijo colocándolo en el suelo—. Hay que comenzar la búsqueda —su voz sonó con la misma confianza de siempre, pero la imagen que ofrecía era muy diferente a los ojos de los chicos. La confianza que le tenían vaciló un poco.

—Creo que Carrie Boy dejó de ser oficialmente el más raro del grupo —murmuró Sunshine hacia Darla. Normalmente habría evitado cualquier contacto amistoso con la chica, pero ya que se encontraban en aquella situación tan ambigua, no le pareció mal intercambiar algunas palabras con la única otra persona que parecía tener al menos un poco de sentido al hablar. Al final resultó que aquel espíritu flotante era lo más cerca que había a la normalidad entre los cuatro, de hecho, si ella no estuviera medio muerta ni siquiera podría formar parte del grupo.

—Ni que lo digas, y yo que pensé que este podría enseñarle algunas cosas a Archie —se quejó en el mismo tono. El razonamiento de Darla, a diferencia del de Sunshine, fue un poco menos rebuscado, ella simplemente quería alguien con quien hablar y Archibald no era partidario de esa clase de conversaciones, era demasiado amable para utilizar palabras sarcásticas hacia un chico sólo por ser un poco raro.

—¿Saben? Todos podemos oirlas —comentó Archibald frunciendo el ceño. Luego le dirigió una mirada a Mercy, esperando que no se hubiese ofendido por los comentarios de las chicas. Él no estaba del todo en desacuerdo con lo que ellas estaban diciendo, pero oye, todos ahí hablaban con los muertos, a estas alturas no le parecía tan descabellado que aquel chico pudiese hablar con un gato.

—Vamos por allá —sin salirse de su rutina Mercy sólo le dio importancia a lo que no le interesaba, así que no dio señas de querer participar en aquella conversación—. La actividad paranormal llegará a su punto máximo en una hora, si la sanguijuela ya comenzó a alimentarse estoy seguro de que aparecerá por aquí —aseguró caminando hacia el sitio exacto donde se supone que se manifestaría la mayor cantidad de poder espiritual.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Where stories live. Discover now