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—Alice Weber —ellos habían pasado toda la noche y el día siguiente recriminándose por haber perdido una información tan valiosa, cuando la mente de Archie se iluminó

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—Alice Weber —ellos habían pasado toda la noche y el día siguiente recriminándose por haber perdido una información tan valiosa, cuando la mente de Archie se iluminó. Ramsey Williams había mencionado a una tal Alice de la que quería ser amigo, él no había podido pensar en quien era exactamente por alguna razón su primer pensamiento fue que se trataba de una chica viva, pero el fantasma del quinto edificio apareció en su cabeza cómo un flash mientras caminaba por los pasillos.

—Joder —Darla tardó bastante rato en procesar lo que Archibald había dicho, pero recordó de manera vaga que el muchacho le había hablado del asunto la noche que se conocieron: Alice Weber y Ramsey Williams eran los dos chicos que se habían quitado la vida en aquella escuela, ambos en tiempos distintos, pero en circunstancias muy parecidas.

Darla nunca había visto a Alice, pero sabía que dejaba un desagradable ambiente a su paso en la azotea del edificio cinco.

—Cuando lleguemos a tu habitación tenemos que hacer un listado de los fantasmas que hay por aquí —opinó la chica cruzándose de brazos—. Nos ahorraría problemas con respecto a las búsquedas y quizás sería posible que habláramos con alguno de ellos —agregó—. Así tal vez también podríamos etiquetarlos, ya sabes, peligroso, amable y corre-con-un-demonio-lejos-de-él.

Archie adoptó una mueca pensativa antes de asentir y tratar de evitar el mar de pirañas que estaban al asecho en el pasillo principal. A pesar de que ahora tenía grandes preocupaciones aún tenía que evitar a los matones y las malas lenguas.

Soltando un suspiro levantó el rostro y se congeló en su sitio. En una de las ventanas de los salones vio la figura alegre de aquel extraño hombre que había deseado no volver a encontrarse jamás: el tipo de la bata blanca.

Sus ojos se abrieron de manera ligera al darse cuenta de que la figura era tan tenue que, aunque fuese visible para todos, nadie habría reparado en él de buenas a primeras, nadie excepto Archibald Noble.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te detienes? —preguntó Darla, mirándolo con el ceño fruncido, pero Archie no supo que hacer. Cuando el médico le saludo con la mano, Darla levantó la vista y la figura en el reflejo desapareció.

"Me voy a volver loco" pensó, avanzando con preocupación en su semblante. Tenía que volver pronto a su habitación y encerrarse en ella. La repentina aparición de aquel tipo no podía ser nada más que un mal augurio.

—¿Porque pareces tan apurado? Te has puesto pálido —Darla no parecía familiarizada con la parte cobarde de Archie, a pesar de que había tenido innumerables ocasiones para hacerlo.

El chico levantó la vista hacia ella, dedicándole una expresión que pudiese resultar, aunque sea un poco tranquilizadora, sin embargo, no lo logró, pues cuando sus ojos se cruzaron, ella se esfumó de golpe.

Aquella escena causó que Archie se sobresaltara, era la segunda vez en pocos días que presenciaba una de las extrañas desapariciones de Darla. Era preocupante, pero, aunque se quedó un momento esperando a la chica, las miradas de algunos de los alumnos le dejaron claro que su actitud estaba siendo demasiado rara para la media. Sin poder hacer nada al respecto tuvo que marcharse a pesar de que su mente seguía estancada en el extraño incidente. Él no podía concentrarse del todo en su entorno así que de nuevo se sorprendió a si mismo encontrándose en un pasillo olvidado, sin gente alrededor que pudiera verlo.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Where stories live. Discover now