❧ Capítulo 16: Alcances y Balances ☙

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No fue hasta que sus tripas volvieron a sonar con mayor intensidad, que Rodrigo entendió lo que le ocurría. La miró con cara de sorpresa para luego regañarla, como en los viejos tiempos:

—¿No me digas que no has comido nada?

—¿He tenido tiempo acaso? —Sonrió de manera traviesa y luego lo miró muy seria—. Me tienes aquí secuestrada.

Él arrugó las cejas.

—¿Secuestrada? —preguntó confundido.

Ladeó la cabeza, preocupado, para risa muda de la joven. Ella se contuvo las ganas de soltar una carcajada porque no quería que la malinterpretara, menos burlarse del pobre debido a la confusión a la que había llegado por a su trastorno. Un momento tan mágico como el que estaban viviendo no debía desembocar en algo contrario. No obstante, Rodrigo, inocente y exagerado como él solo podía serlo, llevó la conversación hacia el extremo.

—No creerás que te tengo aquí solo para...

Se alejó de ella de inmediato. Caminó hacia la ventana, dándole la espalda. Inhaló y exhaló profundo para luego decir:

—¡Quizá me has malinterpretado! Lo siento mucho.

—¿Ah?

La joven lo miró, expectante. No sabía a dónde quería llegar.

—Puede que haya sido muy intenso y se me haya pasado la mano. ¡Yo que sé! Hace tiempo que tú y yo, pues... —habló en voz baja, avergonzado.

—¿Tú y yo qué? —dijo arrugando la frente.

Él volteó a contemplarla por breves instantes, sonrojado.

—Sabes a lo que me refiero —respondió colocando las manos en sus bolsillos.

—Aaaaah.

Rodrigo siguió sin darle la espalda. El color de su cara era de un tomate.

—¡Qué vergüenza! ¡Por Dios! —Se cubrió la cara con una mano—. ¿Qué pensarás de mí?

—Rodri...

—Creo que me dejé llevar mucho por la emoción de nuestra reconciliación, el tiempo transcurrido y...

Iba a continuar, pero algo lo interrumpió. Aira había acortado la distancia que los separaba y lo abrazaba por atrás. Su cabeza se hallaba apoyada sobre su espalda. Extendió sus manos para tomar las de él.

Rodrigo se hallaba dubitativo. No entendía por qué ella se adhería de esa manera a su cuerpo si, según lo que había entendido, de los dos él era quien había sido más intenso en sus emociones hacia ella. Mas, Aira no le dio tiempo de seguir autotorturándose debido a su error de interpretación. Con unas simples palabras le bastó a la joven aclarar los malentendidos para prodigarle la seguridad que necesitaba.

—¡Tontito!

—¿Eh? —dijo todavía incapaz de encararla.

—¡No sabes cuánto ansié estar de nuevo así, a tu lado, tan cerca de ti!

Besó su hombro al tiempo que cerraba los ojos para permitirse percibir con mayor intensidad el perfume que el cuerpo de Rodrigo desprendía; ese olor que tanto había añorado. Su cuerpo se estremeció cuando acarició con su mejilla parte de la espalda de él; un toque que le sabía a seda. Su interior se revolucionó al experimentar su cuerpo y su alma toda una gama de sublimes sensaciones. La felicidad misma la envolvía; aquella que tanto había añorado, llorado, deseado... de nuevo.

Entrelazó los dedos de ella con las de él, para luego afirmar:

—Te extrañé, Rodri, ya te lo dije antes, y eso implica todo de ti. Tus manías que a veces me dejan "turuleca" por lo raro que eres, pero luego sonrío porque sé que no voy a encontrar a nadie tan especial como tú. Amo tus malinterpretaciones y arrogancia, aunque a veces me sacan de quicio, luego me producen ternura, porque sé que tú eres así, y si no hubiera sido por lo mismo, no me hubieras corregido un poema y no te hubiera conocido, menos me hubiera enamorado de ti.

Sincronías y Armonías [Saga Ansías 3]Where stories live. Discover now