Epílogo

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10 años después

Voy a contarte una historia —Liam miró a la chica revolverse en su asiento del coche, mientras Theo conducía a toda velocidad por las calles dirigiéndose hacia su destino— Quizás te suene familiar, era sobre un chico, de unos dieciséis años, solo, corriendo por su vida. Él no podía verlos, pero los escuchaba acercándose. Tenían armas, flechas, lo estaban cazando.

Su mirada se fijó en la de la chica, sabiendo que tenía toda su atención, la suficiente para distraerla del peligro que estaban corriendo.

Todo comenzó una noche de luna llena, algo vino a por él, algo lo mordió. Y cambió su vida. Lo cambió todo.

El ruido de unos disparos hizo que ambos miraran hacia atrás, un coche los perseguía, Liam intercambió una mirada con Theo, antes de que este apretara el acelerador.

—¿Cuál es tu nombre? — Liam le preguntó, intentando captar su atención nuevamente.

—Érica

—Acerté ¿Érica? ¿Eso es lo que te sucedió?

Ella asintió.

— La historia que te conté, no es sobre mí, es sobre alguien a quien conocí una vez. Todos tenemos nuestras propias historias, con partes que no esperamos. Esa persona, tenía, gente que pensó que estarían con él por siempre, pero que perdió —miró a Theo—, y personas en las que nunca pudo confiar, pero que acabaron salvando su vida. Más de una vez. Todos tenemos historias.

Érica negó.

—Todos en mi historia están muertos —lo miró, su mirada llena de dolor.

—Sí, pero tú no. Y ahora estás con nosotros.

Érica frunció el ceño.

—¿Y ahora qué? —Lo miró—, la historia, de esa persona, ¿cómo acaba?

Liam sonrió.

***

Era un día lluvioso en Beacon Hills, Scott ya debería de estar acostumbrado a esos días, últimamente eran usuales, miró cansado el reloj, ya era hora de cerrar. La veterinaria apenas había tenido movimiento ese día, pero se había pasado gran parte de la tarde ayudando al sheriff con un caso de unos animales que actuaban extraño.

Finalmente se habían dado cuenta de que no se debía a una causa sobrenatural, sino a las flores de acónito que habían estado creciendo alrededor del Nemeton, el cual comenzaba a crecer nuevamente. Después de siglos de encontrarse muerto.

Mientras guardaba las cosas, el sonido de la campanilla de su puerta lo alertó de que alguien entraba. Era extraño, poca gente iba a esa hora, y menos con ese día.

—¿Disculpe? —una voz de mujer le alertó de su visitante.

—¿Qué sucede? —preguntó, mientras terminaba de guardar las cosas, no se molestó en girarse todavía, recordó que debía de afeitarse, comúnmente se olvidaba de ese detalle y actualmente debía de parecer un ermitaño. Aunque en eso se había convertido desde la partida de Deaton, era extraño, pero nunca había pensado que se acabaría convirtiendo en él, solo, un consejero al que iban a ver cuando existía alguna duda.

Extrañaba la época en la que era él quien iba en busca de consejo, en alguna de sus locas cacerías a las que Stiles siempre lo llevaba.

Stiles, sonrió al recordarlo, hacía un tiempo no se veían, ya no vivía en Beacon Hills, él y Lydia estaban todavía en Washington, donde intentaban, de alguna manera, cambiar el mundo.

Teme | Teen Wolf #6|Where stories live. Discover now