Capítulo XXXIII: El diablo viene aquí y suspira

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— Lydia, ¿Qué es lo que buscas exactamente? —Derek la miró mientras la chica seguía revolviendo los diarios, como si encontrase los secretos del universo en él.

Quería decirle que eso era imposible, que había repasado esos diarios infinidad de veces, pero que nunca había llegado a deducir del todo la razón por la que su tío y su hermano habían estado tan interesados en ella.

Intentó no pensar en las palabras de la chica, aunque el remordimiento seguía allí, era cierto, le había prometido no irse, pero él ya no tenía motivo para estar allí, Scott, su manada, ellos eran su familia ahora, él necesitaba encontrar un lugar donde encajar, donde poder enmendar el daño realizado, donde poder volver a ser él. Pero Lydia no lo entendería, porque para ella, él la había dejado, justo como su hermano, la había abandonado sin decirle más.

—Aquí está —Su voz interrumpió la agónica línea de pensamientos que tenía, la vio alzar el cuaderno entre sus manos y señalar una página en particular—, escucha esto, lo escribió seis meses después de año nuevo: "Algo ha cambiado, luego de seis meses Lydia parece aprender a abrirse"

Lo miró un momento.

—"No ha hablado pero me ha hecho un dibujo cuando le pregunté sobre las voces, parecía un hombre, aunque nunca había visto a un hombre así" —Su voz tembló— "Desde ahora, cuando Lydia se despierta lo único que hace es dibujar. Esto lo descubrí cuando entré en su habitación, las paredes estaban pintadas con extraños dibujos, y solo puedo decir que deberían de representar sus extrañas pesadillas del infierno... monstruos metálicos".

Derek frunció el ceño.

—Sabíamos que los habías escuchado antes.

—Creo que esa era mi memoria regresando, los doctores... ellos me hicieron algo, Valack lo dijo, yo fui uno de sus experimentos —Lydia lo miró—, no recuerdo los dibujos en la pared, debieron de cambiarme de habitación para entonces. Pero, escucha esto: "La otra noche, fui despertado por mi teléfono sonando, cuando atendí, me dijeron que era una llamada de Eichen, algo le había sucedido a Lydia. Fui en su búsqueda sin pensarlo, intentando entender qué pesadilla o brote psicótico había asolado a la chica esta vez. Pero cuando llegue..." —Se detuvo un momento— "Cuando llegué, pude entender por qué nadie más había querido ese trabajo, el infierno era un lugar demasiado bonito para ser comparado con la escena ante mí. Alguien dijo una vez que todas las personas tenían una luz en sus ojos, especialmente los niños, hoy comprendí que también la oscuridad tiene su lugar"

Tembló.

"No pude hablar con Lydia hasta dos días después, el aislamiento la dejó en una nube de silencio y estupor que me dejó aterrado, la pequeña niña que presenció la muerte parecía un pájaro al que le hubieran arrancado las plumas y despellejado las alas. Cuando le pregunté quién había dañado a la enfermera, ella solo me dijo: Los hombres que quieren vivir para siempre".

Derek la observó, sin entender del todo. Eso pareció exasperar un poco a Lydia.

—¿No lo entiendes? ¿"Los hombres que quieren vivir para siempre"? Valack nos lo dijo, ellos estuvieron allí, ellos intentaban llegar a mí, a su pequeño experimento fallido. Pero algo les salió mal, porque los recordé, y si los recordé una vez, los puedo recordar de nuevo.

—Lydia, ¿de qué estás hablando?

La chica lo miró muy seriamente, mientras un relámpago iluminaba su rostro surcado por marcas de preocupación.

—Tenemos que volver a Eichen House, y tenemos que hacerlo esta noche.

***

Un ruido fue lo que alertó a Melissa McCall que no se encontraba sola en su casa, mientras se preparaba para su siguiente turno, con la preocupación del paradero de Stiles en mente, y la reciente llamada del Sheriff diciéndole que se mantuviera atenta, porque no sabían cuando la Bestia volvería atacar, ella estaba más que segura de que hoy no era un día en el que no saltara ante la menor mosca que zumbara.

Teme | Teen Wolf #6|Where stories live. Discover now