Capítulo V: Enójate con el pecado

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Scott salió corriendo detrás de Stiles cuando le vio apartar la puesta del hospital, dirigiéndose a toda prisa hacia su Jeep.

—¡Stiles! —gritó. La reunión con su madre, luego de ver el escalofriante cuerpo, había terminado en una conclusión: debían hablar con Deaton.

Claro que Scott fue el primero en ofrecerse, Stiles terminó aceptando y dijo que debía irse a hablar con su padre, pero Scott sabía que solo era debido a que no podía estar ni un segundo más en el mismo lugar que él.

—¡Espera! —Le vio detenerse en la entrada de su jeep, volteándose a mirarlo. Su expresión era de fastidio, Scott se detuvo a unos pasos de él, dudando de repente.

La valentía que le había impulsado a correr detrás de él parecía haberse esfumado de un golpe. Tragó saliva.

—¿Qué? —preguntó este, cruzándose de brazos.

—Puedes... acompañarme si quieres a ir a hablar con Deaton —Dijo este, inseguro—, siempre fuiste mejor como detective que yo, ¿no?

Stiles apretó una de sus manos sobre la puerta del jeep.

—Scott...

Él negó.

—No estoy diciendo que volvamos a ser amigos, sé que todavía no me perdonaste por lo que hice... —tragó el nudo de dolor—... pero necesitamos estar juntos para esto, Stiles. Sea lo que sea que es eso.... Sé que no soy el único que cree que es solo el comienzo.

Su amigo miró fijamente un punto perdido en la nada, apretando la mandíbula. Sabía que estaba debatiéndose si aceptar o no, Scott rezó silenciosamente porque fuera un sí.

Había sido demasiado solitario sin Stiles, sin sus amigos, principalmente sin él. Las cosas no eran iguales, en el pasado, nunca hubiera pensado que ambos podrían separarse durante tanto tiempo.

Siempre que peleaban se amigaban a los tres segundos, porque eran como hermanos, y los hermanos se perdonaban todo.

Solo esperaba que Stiles algún día pudiera perdonarlo por lo que hizo.

—Bien —Stiles le miró—, yo conduzco.

Él asintió.

***

—Estoy bastante seguro de que esto es ilegal —Parrish habló, mientras veía a Lydia utilizar un horquillas para abrir la puerta de la casa de los Stewart.

—Solo es ilegal si te atrapan —Ella sonrió, abriendo la puerta—, además, podemos decir que estaba abierta, o que escuchamos un ruido.

Parrish dio una corta risa, rodando los ojos. Estaba cuestionándose si ella estaba loca o era una especie de genio.

—¿Qué venimos a hacer aquí? —Le preguntó, siguiéndola al interior de la casa, con cuidado, cerró la puerta detrás de sí, sorprendiéndose un poco al ver que no saltó ninguna alarma. ¿Qué clase de casa no tenía alarma de seguridad?

—Esto es Beacon Hills —dijo ella, Parrish se dio cuenta de que debió de haber dicho lo último en voz alta—, nadie tiene alarmas de seguridad.

Este no dijo nada, viendo como ella subía al segundo piso.

—Aún no me respondiste —dijo él.

Lydia caminó por el pasillo, como si hubiera estado cientos de veces allí.

—Bueno, ¿No es una cosa de detectives ir a la escena del crimen? —Preguntó ella, abriendo una de las puertas, y volviéndola a cerrar al ver que no era la que buscaba.

Teme | Teen Wolf #6|Where stories live. Discover now