Capítulo XIII: Masacre en la ciudad

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Kira se dirigió a la sala con una bandeja con tazas y una tetera, había sido difícil encontrar algo de eso en la pequeña casa de Parrish, era algo obvio considerando que al abrir la heladera solo encontró latas de refresco y cerveza.

Se dirigió al centro de la misma donde estaba la mesita que se encontraba frente al sofá, en el mismo estaba Lydia y Stiles, contra una de las esquinas se encontraba Scott, quien miraba con preocupación a la chica.

Parrish estaba en uno de los sillones individuales, y Deaton se había ido a averiguar qué estaba sucediendo.

Para liberar el ambiente, se había ofrecido a hacer té, algo que su madre prácticamente le había inculcado.

—Aquí está, tengan cuidado, está caliente —dijo, dejando la bandeja sobre la mesa.

Lydia fue a mover la mano para tomar una taza, pero Kira la detuvo.

—A vos te hice café —levantó otra taza—, para mantenerte despierta.

La chica la miró, Kira no pudo evitar sentir un pellizco de dolor por su expresión. Tenía ojeras de días sin un buen descanso, su piel estaba pálida y su cabello húmedo debido a la ducha que se había tomado (con el objetivo de mantenerla despierta).

—Gracias —Lydia tomó la taza de café con ambas manos, y se quedó en su posición inicial.

El silencio volvió a gobernar la sala, únicamente interrumpido por el pasar de las tazas. Las miradas a hurtadillas entre Scott y Stiles, llenas de conocimiento y palabras no dichas, fue suficiente para que Kira tomara su propia taza y se sentara lo más lejos posible.

Era incapaz de disimular frente a Lydia lo que estaba sucediendo, lo que Parrish les había susurrado a ellos tres. Su rostro revelaría tarde o temprano la oscura verdad que temía admitir. La verdad que hacía que tanto Scott como Stiles estuvieran en la misma sala que el presunto asesino de Allison.

—¿Sabemos algo de Malia? —Scott preguntó, mirándola.

Kira negó lentamente.

—La llamé, pero me envía al buzón —Usualmente se habría preocupado, pero sabía que Malia podía arreglárselas sola. Ella era más fuerte que todos ellos juntos. Probablemente estaba en el bosque o con su padre.

—¿Cuándo va a venir Deaton? —Parrish miró a la puerta de nuevo, quizás esperando que el veterinario se materializara por arte de magia, como si fuera Merlín o algo así.

—Aún está investigando —Scott esquivó la verdad. La verdad que ninguno de los tres quería admitir.

Deaton no estaba solo investigando, si su teoría era cierta, estaba buscando un modo de hacer lo imposible. Y la única persona a la que se le pregunta lo imposible, es a un fantasma.

Un fantasma hace tiempo desaparecido.

Su mente reprodujo con exactitud sus palabras de despedida, las palabras que habían petrificado a los tres chicos en su lugar. Temerosos de lo que vendría.

«Deben evitar que Lydia se duerma. Si lo hace, el Nogitsune la tendrá y estará muerta antes del amanecer.» No pudo continuar con el recuerdo, apretando los ojos, dejó la taza sobre la mesa. Justo en ese momento, su celular sonó.

Theo.

***

—Scott —Theo habló enseguida que el chico le contestó, intentó que la desesperación no coloreara su voz, a pesar de que estaba allí—, como que... necesitamos un poco de ayuda.

Teme | Teen Wolf #6|Où les histoires vivent. Découvrez maintenant