Capítulo XII: La noche de las bestias

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—¿Qué ha sucedido? —Stiles entró prácticamente corriendo dentro de la casa de Parrish, sin siquiera saludar o al menos esperar a que este lo dejara entrar.

Se dirigió directamente hacia Lydia quien continuaba en la misma posición que la última vez que Parrish la había encontrado.

Detrás de él, Scott y Kira se abrieron paso, siguiendo a su amigo. Parrish apenas tuvo tiempo de abrir la boca antes de que la chica estuviera rodeada.

Lydia estaba abrazando sus rodillas, sus manos frías, su rostro pálido, su cabellera frambuesa formando enredaderas que descendían hasta su cintura.

Las ojeras se deslizaban bajo sus ojos, y sus labios estaba casi morados, Parrish pensó que nunca la vio tan similar a la muerte como en esos momentos.

—Lydia, Lydia... Soy yo, Stiles —Este se reclinó hasta tomar su mano, estremeciéndose por lo frías que estaban. Sus ojos, oscurecidos por la preocupación, buscaron los de ella, esquivos, alertas, al borde del pánico.

Lentamente comenzó a frotar sus manos para que entrara en calor, casi de forma inconsciente, como si una parte de él supiera que eso es lo que debía hacer.

—Lydia... ¿Qué sucede? —preguntó Scott, mirando a la chica aterrado, en todos los años en los que la había conocido, nunca la había visto así.

—Él dijo que no volvería a dormir... —Lydia susurró, su voz rota por el miedo. Una cortina de humo gélido salió de sus labios, Scott frunció el ceño, no entendía porque el frio de la chica, tampoco sus palabras. Miró a su amigo, intentando entender, pero él parecía tener la misma confusión.

—¿Quién? —Stiles continuó frotando las manos de la chica, y realizó la pregunta en tono tranquilizador, como si le estuviera preguntando sobre el clima.

Lentamente, la cabeza de Lydia giró hasta enfocarse en ellos, su mirada se deslizó por los pares de ojos que la miraban alarmados. Finalmente, sus ojos deteniéndose en los de Stiles, antes de susurrar con voz estremecedora:

—El Nogitsune.

Solo esas dos palabras hicieron que todos en la sala se pusieran alerta. Intercambiando miradas que pasaban desde la preocupación a la incredulidad.

—Pero él está muerto —Kira habló, recordaba vívidamente el cuchillo, y una parte de ella siendo arrastrada a la oscuridad, tembló.

Lydia negó.

—Él sigue allí, y si me duermo... él me encontrará —Las lágrimas se acumularon bajo sus ojos.

Stiles se acercó aún más.

—Hey, escúchame. No permitiré que nada te suceda ¿bien? Lo prometo —Ambos se quedaron viendo al otro, como si no se hubieran visto hace mil vidas y un día.

Sintiéndose como un intruso, Parrish carraspeó.

—Chicos... —Todos le miraron—, lo que Lydia tuvo no fue una simple pesadilla.

Frunciendo el ceño, Stiles le miró, sin entender nada de lo que decía. Era imposible que el Nogitsune siguiera con vida, todos le vieron morir.

—¿A qué te refieres con que no fue una pesadilla? —preguntó.

Dando un paso al frente, el ex agente señaló los brazos de Lydia, escondidos entre la frazada que le había colocado.

—Velo por ti mismo —Dijo este.

Stiles deslizó sus manos a través de la frazada, hasta tomar uno de sus brazos congelados. Lentamente, lo retiró del consolador calor, exponiéndolo al aire su brazo desnudo.

Teme | Teen Wolf #6|Where stories live. Discover now