Capítulo XLV: Las primeras luces de la mañana

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El sol de la mañana brillaba sobre el rostro de Peter, quien cerró los ojos permitiéndose disfrutar de las primeras luces de la mañana.

El patio de la mansión Hale se encontraba en silencio, exceptuando el usual cantar de los pájaros por esas horas de la mañana, una sensación de paz creció en su pecho, mientras se permitía respirar por primera vez desde todo lo sucedido.

-Bueno, nunca pensé que llegaría este día -este se giró, viendo a Lydia sentada a su lado, recordaba muy bien como solían estar de la misma forma cuando era pequeña, los dos sentados en ese patio, mirando el bosque, él contándole historias, o planificando alguna broma para Derek-, tú y yo, aquí sentados.

Rió, una risa relajada y tan ajena a la que usualmente había tenido. Era extraño, pero casi familiar.

-No monstruos persiguiéndonos, no intentos de asesinatos entre nosotros, ¿quién lo hubiera dicho, no?

Peter le dio una media sonrisa, su mirada se ensombreció al recordar todo lo que debieron pasar.

-Tuve que hacer lo que tuve que hacer, ¿lo entiendes ahora, cierto?

Lydia asintió.

-Dijiste que un día lo haría, y tenías razón -ella lo miró, un largo momento-, ese día, la navidad antes de que todo ocurriera. Todo cobró sentido una vez que lo recordé. Todo este tiempo, me dejaste creer que eras uno de los malos, porque sabías que esa era la única manera en la que yo continuaría luchando.

-Todo héroe necesita de un enemigo visible para continuar, necesitabas un enemigo y decidí convertirme en uno. Hasta el mejor de nosotros se cansa de luchar contra las sombras -tragó saliva-, nunca dude de que pudieras hacerlo. Pero si dudé de que estuviera haciendo lo correcto, eras solo una niña y con Talía, te robamos eso...

Lydia negó.

-Era lo que se debía hacer, hiciste lo mejor que pudiste, me diste las armas para luchar y luché. Supongo que cada palabra, cada acto, cada mentira y secreto, cada lucha y enfrentamiento, nos llevó a este momento ¿no es así?

Peter la miró, y asintió.

-Si... -de repente, frunció el ceño, algo... algo no encajaba del todo- ¿cómo es que...?

Miró alrededor.

-¿Llegamos aquí? -Lydia terminó su oración, Peter dejó de ver el bosque para observarla, su rostro era sereno, su mirada tranquila-. Nunca recuerdas como comienza un sueño ¿no? Como esa película, Inception, siempre caemos allí, es bastante curioso.

Peter la observó, confundido.

-¿Dónde estamos?

La mirada de Lydia se tornó triste, un deje de pesar sumió el cálido aire de verano.

-Aún seguimos allí -susurró.

Peter tardó un momento en entender donde era ese allí, pero cuando lo hizo, por fin lo entendió. Durante un largo rato, ambos se quedaron en silencio, mirando hacia el bosque, escuchando el cantar de los pájaros, sintiendo la calidez del sol.

-Estoy muriendo... ¿no es así?

Lydia asintió, lentamente.

-¿Cuidarás de ella? -Peter no la miró, dirigió su pregunta mirando a la nada, el pesar golpeó su corazón como una piedra.

-¿Malia? -Lydia tragó saliva- No creo que necesite que nadie la cuide. En ese sentido es igual que tú.

Peter dio una corta risa, dolorosa, llena de pesar por las cosas que hubiera querido decir pero que no pudo, por las cosas que deseó hacer, pero que jamás podría volver a hacer. A la muerte, después de todo, solo se la engaña una vez.

Teme | Teen Wolf #6|Where stories live. Discover now