Capítulo IV: Eso no es un hombre lobo

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El llegar al hospital no supuso ningún problema para Scott, el problema fue tener a Kira detrás de él todo el camino, intentó no captar atisbo de las emociones de ella, algo que fue casi imposible dado que las de Kira parecían siempre proyectarse a través de un megáfono.

Le desconcertaba que estuviera en esos momentos junto a él, y se encontró pensando cuanto había extrañado el estar ambos de esa manera, juntos. La había extrañado más de lo que había esperado, en poco tiempo, Kira había logrado colarse en su corazón de formas que él desconocía.

Cuando se detuvo frente al hospital, la vio bajarse en un movimiento rápido y veloz, apartándose de él al instante, como si quisiera poner todo el espacio posible entre ambos. Scott sintió una punzada de dolor por eso, sabiendo que las cosas nunca volverían a ser como eran antes entre ambos.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunto ella, frunciendo el ceño de manera adorable.

—Mi madre dijo que encontraron un nuevo cuerpo —Le contestó—, quería mostrármelo por alguna razón.

Se encontró silenciosamente rezando que esa razón no sea debido a que era alguien a quien él conocía, no podía soportar encontrar a otro de sus amigos muertos.

La urgencia de llamar a Stiles volvió a aparecer, su mano sin darse cuenta comenzó a acariciar el teléfono que tenía en su campera, negó, recordándose que su amigo necesitaba tiempo, aunque dolía como el infierno, le daría ese tiempo.

—¿Vamos? —Kira asintió, siguiéndole al interior.

El hospital como siempre era un caos de personas que entraban y salían, enfermeros que hacían sus rondas, doctores que hablaban con familiares, y familiares que esperaban a que los doctores les hablaran.

Entre todo ese tumulto es que encontró a alguien que no esperaba ver.

Stiles.

Se detuvo nuevamente de golpe, sabiendo que era demasiado imposible que dos personas a las que había perdido estuvieran hoy en el mismo lugar que él. Esto solo podía significar que era un sueño o se había vuelto loco.

No sabía cuál de las dos prefería.

—¿Qué haces aquí? —la pregunta salió de sus labios antes de que pudiera detenerse.

Stiles le miró fijamente, ningún rastro de animosidad en sus ojos oscuros.

—Tu madre me llamó —dijo él—, ¿A ti también, no?

Scott asintió, la mirada de Stiles luego pasó a Kira, él pudo sentir la incomodidad repentina de la chica. La última vez que ambos se habían visto, Kira había intentado matarlo a él y a Lydia.

Él sabía que no habían vuelto a hablar desde entonces, con ninguno, ni siquiera entre ellos mismos.

—¿A ti también?

Kira negó, pero no agregó más palabras, sintiendo su incomodidad, Scott deslizó su mano hasta enredar los dedos, como siempre había hecho. La mirada de Kira saltó a él, y por un momento, el tiempo pareció detenerse.

Abrió la boca para decir algo, pero la voz de su madre mató cualquier cosa que fuera a decir.

—Al fin —Su madre se abrió paso entre dos enfermeros que estaban parloteando en el medio del pasillo—, síganme.

Scott miró a Stiles, quien miró a Kira, quien a su vez lo miró a él, decidido a que ninguno iba a dar el primer paso, Scott tomó la delantera, llevando a Kira consigo.

—¿Por qué nos llamaste a nosotros? —preguntó a su madre, confuso.

Su madre le miró por el hombro mientras caminaba.

—Iba a llamar a todos, ya que creo que esto deberían verlo todos. Pero Malia no tiene recepción y Lydia no contestó —Scott sintió un nudo en la garganta, así estaban las cosas ahora.

Su madre debía de notarlo, en realidad, lo había hecho. Unos días después de lo ocurrido lo había encontrado en el suelo frente al armario, en sus manos había una fotografía que se había tomado con los chicos.

Él no tuvo que decir una palabra, porque ella lo supo, supo que algo había sucedido.

—Los perdí mamáHabía susurrado con la voz rota por el dolor.

—Todo líder sufre pérdidas, cariño —dijo ella, su ceño torcido por la compasión—, a veces más de las que cree poder soportar.

—Pero esta vez los perdí a todos —Scott le miró, intentando que entendiese que esto no era una simple pelea, no era una discusión que podía solucionarse con un "lo siento" o chocolate. Ya no los sentía con él, y quizás era lo más doloroso de todo, ya no los sentía, era como si una parte de él estuviera faltando, un vacio que no podía llenar con nada más.

—Los recuperarás cariño —Su madre tocó su cabello en una tierna señal materna—, tienes que hacerlo.

—¿Por qué habrían de regresar luego de todo lo que hice? —Le preguntó

—Porque eres su líder. E incluso cuando un líder piensa que no tiene nada que dar, aun queda una cosa: esperanza. Dales esperanza.

Claro que había sido incapaz de hacer ello, había sido incapaz de dar el primer paso, hasta ahora. Miró a Stiles a unos pasos de él, su ceño fruncido por la concentración, lo conocía mejor de lo que se conocía a sí mismo. No era solo su mejor amigo, era su hermano. Recibiría una bala por él, soportaría ir al infierno ida y vuelta solo para salvarlo.

Su vista se deslizó a Kira, a la cual siempre había podido leer, era tan transparente, honesta. Nunca entendió cómo había sido capaz de no ver al Nogitsune en ella, no entendía como había sido incapaz de salvarla. A su segundo amor, a la chica que le volvió a hacer creer en el amor.

Su corazón se apretó, la sensación familiar regresó y Scott miró al frente. Tenía que recuperarlos a todos, su madre tenía razón. La niña tenía razón. Los amigos se perdonan entre sí, y más aún, la familia se perdona entre sí. Porque su manada no era solo una panda de amigos, no, ellos eran una familia. Y era tiempo de que la familia se reuniera.

—Entren —parpadeó dándose cuenta de que su madre se había detenido en la morgue y había abierto la puerta.

Los tres la siguieron al interior, donde esta esperaba paciente antes de cerrar la puerta.

Recordaba a la perfección la cantidad veces que habían tenido que ir allí, se detuvieron frente a una mesa metálica donde un cuerpo estaba cubierto por una sabana inmaculadamente blanca.

Miró a su madre, quien le estaba observando.

—Lo que ven aquí, no puede salir de esta habitación ¿entendido?

Los tres asintieron.

—Llegó anoche, fui la única que vio el cuerpo, y seré la única que lo vea. El sheriff ya se está encargando para que nadie más pueda revisarlo —Miró a Stiles, el cual asintió.

—Mamá, ¿Qué es? —Scott preguntó, nervioso ante las vueltas que estaba dando.

—En realidad, esa pregunta debería hacerles yo a ustedes —Su mano tomó la sábana blanca y la deslizó hasta que la figura quedó revelada.

Escuchó a Kira jadear, y a Stiles hacer un pequeño sonido de horror, él se quedó en completo silencio, procesando lo que sus ojos veían.

—¿Es un hombre lobo? —Kira le miró.

La figura tenía colmillos, como los que Scott tenía al adquirir su lado lobuno, pero había más, sus ojos brillaban en dorado, y de sus brazos salían lo que parecían ser pedazos de garras hechas de piedra o alguna sustancia sumamente resistente.

—No creo que eso sea un hombre lobo.

—¿Si no es un hombre lobo, entonces qué es? —Stiles le miró.

Scott miró el cuerpo, antes de volver a mirar a su amigo.

—No lo sé.

Y eso era lo que más le asustaba.

Teme | Teen Wolf #6|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora