Capítulo X: Extrañas frecuencias

1.7K 138 26
                                    

—Supongo que siempre has sabido eso... que regresaría, quiero decir —Lydia mantuvo su voz clara y pausada, sin el menor temblor, cosa de la cual se enorgulleció.

En su interior era un caos constante, una mezcla entre el temor y algo más, algo que no quería ponerle nombre. Algo peor.

—Era una buena suposición —Este sonrió, una muestra de dientes que no la reconfortó en lo absoluto. Valack tenía el talento de hacer que inclusive una sonrisa pareciera aterradora.

—Si sabes que vendría, también debes saber por qué —Lydia respondió, secamente—, respuestas, ¿crees que puedes con eso?

Estaba cansada del juego enfermizo que debía jugar cada vez que hablaba con él, las interminables pesadillas que siempre volvían cuando recordaba sus conversaciones. Aún era incapaz de reponerse de su último encuentro en el cual la había transportado a un mundo de oscuridad.

—Dime lo que acabas de ver. —Valack se acercó, interés puramente científico coloreando su mirada.

—¿A qué te refieres? —Lydia le miró confusa.

—La criatura en la anterior celda. El Slaugh —le contó este, excitando al impartir conocimiento de ese intrigante mundo de seres sobrenaturales que poblaban el subnivel de monstruos de Eichen House—. El mito dice que pueden tomar la apariencia de las almas perdidas que han estado estrechamente vinculadas. ¿Acaso has visto a alguna alma perdida, Lydia?

Ella tragó saliva, la imagen de Allison centelló en su mente. Tenía sentido de que fuera ella.

—Todos aquí —dijo de forma despectiva.

—No te des por vencida con nosotros. Somos trabajos en curso. —Valack volvió a sonreír, mientras Lydia volvía a fruncir el ceño al oír esa frase extrañamente familiar.

—¿Dónde oíste eso? —Preguntó, dando un paso más cerca, a pesar de que Parrish la detuvo por la muñeca.

—Sabias palabras de un antiguo compañero de celda —Se hundió de hombros—, ¿trajeron el libro?

Lydia miró a Parrish, quien lo colocó frente al delgado vidrio que los separaba. La portada quedó en frente a Valack, el cual fue absorbido por los recuerdos de una vida pasada.

—Muy bonito. Primera edición. Aunque claro, solo había una copia.

—¿Dónde podemos encontrar a su autor? —Parrish preguntó, Valack dio una sonrisa misteriosa, que hizo que Lydia frunciera aún más el ceño. Inclinando su cabeza lentamente a un lado, ignoró la mano de Parrish que la retenía de la muñeca y avanzó.

—No existe ¿cierto? Tú escribiste el libro.

—Siempre supe que eras la más lista —Él asintió—, ya que pudiste averiguar eso, debiste de averiguar que no es solamente un libro. Sino una herramienta, diseñada para abrir sus ojos.

—¿A qué? —cuestionó Parrish.

—A ellos. —La voz de Valack envió escalofríos por todo el cuerpo de Lydia. Ella miró el libro.

—¿Los doctores del pavor? ¿Son reales?

—Claro que lo son Lydia, al fin y al cabo, tú fuiste uno de sus experimentos.

***

Malia guardó sus cosas de forma lenta y pausada, asegurándose de estar llevándose todo y colocarlo de forma correcta en su morral. Al acabar, se levantó, colgándoselo al hombro.

Theo, quien estaba sentado aún allí sentado la miró, no habían hablado desde que ella, básicamente, dijo que era el hijo de Satanás (de una forma no tan dramática).

Teme | Teen Wolf #6|Where stories live. Discover now