Capítulo XXXVI: Le dijo la araña a la mosca

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Antes de que Derek pudiera pensar una respuesta que darle, Lydia se levantó desde la vieja silla donde se encontraba sentada, y comenzó a caminar, alejándose de él a paso veloz y decidido, sin poder hacer nada más, la siguió.

—¿Cómo es que Stiles puede estar aquí? —le preguntó, sin entender del todo. Lydia lo ignoró, saliendo de la habitación en ruinas y dirigiéndose hacia otra de las puertas, Derek sintió un frío colarse por sus venas cuando esta tocó el pestillo.

Se detuvo cuando escuchó algo similar a un lamento.

—¿Qué ha sido eso? —Derek miró a Lydia, quien tenía la vista en el frente.

—Es la única zona de Eichen House a la que nunca he visto entrar a nadie que no sea Cordero —Lo miró—, nunca me había animado a entrar antes. ¿Lo sientes, no es así? Incluso cuando no eres una Banshee.

—Se siente a... —Derek se detuvo, mientras aire congelado salía de su boca. De repente hacía mucho frío.

—Muerte —Lydia susurró—, creo que estamos en el lugar correcto.

Y antes de que Derek pudiera decir algo más, abrió la puerta. Enseguida que lo hizo, un grito de dolor cortó su paso, ambos se miraron, asustados de repente por algo que no podían entender. Lydia tembló, Derek pudo jurar que sintió a la propia muerte tocar su espalda.

—Lydia, no tengo un buen presentimiento de esto.

—Stiles está allí, puedo sentirlo. Necesitamos ir.

Discutir con eso sería inútil, solo había una cosa capaz de hacer que Lydia sacrificara su propia vida, y ese era Stiles.

Lydia dio una respiración profundo antes de dar un paso al interior, mientras se internaba dentro del frío pasillo, sintió una presión aumentar. De repente sentía que el aire no era suficiente, como si estuviera encerrada en una pequeña caja.

Sus piernas se sentían como plomo, mientras las arrastraba para poder llegar al final del pasillo. No se molestó en ver a Derek, sabiendo que debía de estar en la misma situación. Lydia recordaba como Cordero siempre parecía exhausto de una manera extraña cada vez que lo veía entrar allí. Como si hubiera algo que quitara toda su energía.

Sintió algo rozar su brazo, se giró, solo para que la nada le diera la bienvenida.

—Hay que seguir avanzando —Le susurró a Derek—, cada vez que entremos más, se volverá mejor.

—O peor —su respuesta apenas fue un suspiro en el aire, pero Lydia consiguió oírlo.

Lydia Martin.

Se detuvo.

—¿Escuchaste eso? —Miró a Derek, quien tenía la vista clavada en el fondo del pasillo, ajeno a sus palabras—, Derek. ¿Derek?

Se acercó, para tocarle el brazo, algo similar a electricidad rozó el aire, haciéndola retroceder y chocar con la pared. Parpadeó, y todo a su alrededor cambió.

Seguía en el mismo pasillo, pero Derek no estaba más, en su lugar, vio, asustada, como telarañas colgaban de las paredes, tembló.

Lydia Martin.

Giró, no encontrando nada nuevamente. No debería sorprenderse, ¿cuántas veces ya conseguía meterse en un problema?

Dio otro paso, era solo una ilusión, producto de lo que sea que ese lugar hacía a las personas. Se preguntó qué demonios estaba escondido allí como para que esto sucediera. ¿Por qué Cordero lo visitaba cada noche? ¿Por qué, inclusive ella, había sido incapaz de entrar?

Teme | Teen Wolf #6|Où les histoires vivent. Découvrez maintenant