Capítulo XXX: Aquella sangre traidora

1K 77 10
                                    

Chris se detuvo de contar la historia cuando vio a Lydia moverse de forma extraña, como si estuviera en medio de un trance.

—¿Lydia? —le preguntó, frunciendo el ceño debido a su extraño comportamiento.

—Algo está pasando —Malia y Theo la miraron al instante.

—¿Ahora?

Ella negó.

—No estoy segura, pero sé que algo está mal. No puedo quedarme aquí.

Chris la detuvo, tomándola por el brazo.

—Deberías oír toda la historia, es importante. Malia y Theo pueden ir a ver qué está sucediendo si quieres.

—¿Por qué debería escucharla? No es más que un cuento, por todo lo que he leído, la Bestia fue asesinada por un tal Jean Chastel y eso es todo. No era un ser sobrenatural, era un lobo, fin de la historia.

La mirada de Chris era dura y seria.

—No debes fiarte de todo lo que dice el internet, Lydia, tú más que nadie deberías saberlo. Se debe entender la historia para comprender el presente.

Ella miró a Theo y Malia.

—¿Pueden ir a revisar?

Ambos asintieron.

—Te avisaremos si descubrimos algo —Malia la miró, confirmándolo.

Mientras ambos salían, Lydia intentó quitarse ese horrible presentimiento que tenía en el corazón, y dando una fuerte exhalación, miró con determinación a Chris.

—¿Qué pasó después?

—Henri llevó a Marie-Jeanne a su casa para cuidarla, un lugar protegido por árboles de ceniza.

—¿Qué es esto? —Marie-Jeanne levantó un recipiente con algo parecido a cenizas.

Henri se giró desde donde estaba, a espaldas a ella, revolviendo dentro de un pequeño cuenco de madera.

—Ceniza de montaña.

—¿Y esto? —levantó otro recipiente con algo similar a una raíz.

—Muérdago.

Cuando ella iba a levantar otro recipiente, este se giró, y tomó su mano en el aire. Ambos se miraron.

—Solo... no toques más nada ¿bien?

Ella rodó los ojos y esperó a que soltara su mano.

—¿Por qué tienes todo esto? —Él le dijo que no tocara nada, no que no preguntara. Y la verdad es que sentía bastante curiosidad. Era la primera vez que veía el interior de la casa de Henri, y sabía lo que hacía.

Para el resto aún era un misterioso forastero que llegó de ninguna parte.

—Para protegerme —Le explicó este, acercándose a ella—. He pasado la mitad de mi vida reuniendo instrumentos y habilidades para sobrevivir a los hombres lobos.

Se agachó hasta quedar a la altura de su cintura, y revisó la herida. Marie-Jeanne intentó no pensar demasiado en el hecho de que tenía el vestido corrido, y su pierna expuesta, a su hermano no le agradaría demasiado esta situación.

«Sebastian» no había pensado en él. Debería avisarle que estaba bien, que no había muerto.

Debía de estar preocupado.

Teme | Teen Wolf #6|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora